Papiro griego mágico, Oslo |
Las prácticas mágicas tenían una parte hablada, con repetición de palabras o fórmulas vocales (voces magicae) que normalmente no tenían sentido en sí mismas, sino que buscaban un efecto sonoro determinado. Se utilizaban palabras orientales o nombres de dioses extranjeros y extrañas series de frases, comúnmente sin significado, que tendían a la repetición de un sonido. Para apoyar la práctica mágica se usaban alfabetos extranjeros (como el hebraico) o signos inventados por los magos, formando combinaciones o palabras raras que ayudaban a guardar el secreto de los ritos mágicos.
“Práctica mágica. Toma cera
amarilla y jugo de aérea y de hiedra lunar, mézclalo y moldea un Hermes hueco
por debajo que con la mano izquierda sostenga un caduceo y con la derecha una
talega. Escribe en un papiro hierático estos nombres y verás que es incesante:
«chaibchen outibilmemnoubth, atrauich,
da a este lugar ganancia y éxito, porque aquí habita Psentebeth. Mete esto en el hueco de la figura y tápalo con cera de
la misma clase; ponlo después en una pared, de manera que no se vea; ponle una
guirnalda por la parte exterior, ofrécele un gallo y haz una libación con vino
egipcio; después, enciende en su honor una lámpara que no esté pintada de
rojo.” (Papiro Mágico Griego)
El mago en los textos mágicos no manifiesta respeto por los dioses y los démones. Los llama de forma familiar, los provoca, los requiere de manera imperiosa, apela a ellos en voz alta, con tono altanero; primero
a uno, luego a otro, los convoca, los manda reunir, los mezcla, los vuelve a llamar,
por sus nombres reales o por sus apodos, y concentra tanto sus propias fuerzas como las de las potencias convocadas.
El mago impone con un lenguaje reiteradamente imperativo una
secuencia de órdenes dictadas a mucha velocidad.
Gema mágica, Museo Walters, Baltimore |
Otro elemento habitual en las peticiones que se
encuentra de forma muy explícita en la magia es la amenaza si no se da o si no se cumple lo que se quiere, en contrapartida a las ofrendas con que se agradece el favor obtenido. Según la mentalidad existente en la época se consideraba que, si los
hombres necesitan de los dioses, también éstos tienen necesidad de aquéllos.
Los papiros mágicos advierten con frecuencia de la necesidad
de guardar secreto del conocimiento poderoso que en ellos se encierra.
El estilo de los textos mágicos es, a veces, muy simple,
parecido al de las recetas de cocina, a veces muy adornado y retórico, como en
las fórmulas de execración, a veces muy reiterativo, parecido a las fórmulas
jurídicas.
En Roma, la Ley de las Doce Tablas constituye el más
antiguo documento sobre la magia itálica. En él se sancionan y condenan
prácticas y medios mágicos que dañan la salud, que atentan contra los bienes
materiales y contra la reputación de los ciudadanos, de los cuales la más
universal y directa es la utilización del malum carmen, el encantamiento y la
fórmula mágica. A veces es difícil rastrear estas fórmulas en los textos
antiguos, muchas de las cuales se consideraban parte de la medicina curativa. Son muy reproducidas las contenidas en un texto de Varrón:
"Si hay una luxación, toma una caña de cuatro o cinco pies de larga, pártela por la mitad y que dos hombres las sostengan cerca de sus muslos. Comienza a decir la fórmula « Moetas uaeta darles dardaries asiadarldes una petes» hasta que las partes se junten o bien Motas uaeta darles dardares astatarles dissunapiter. Cuando se hayan juntado, el miembro sanará. Y repite además cada día «Huat hauat huat Ista pista slsta dannabo dannaustra» o bien «Huaf haut haut Istasis tarsls ardannabou dannaustra".
Es muy importante emplear en las fórmulas mágicas el
nombre verdadero de las cosas, describirlas exactamente y nombrarlas por su
nombre, así como conocer el nombre verdadero de los dioses, ya que, entre
las cosas, las personas o los dioses y sus nombres existe una relación esencial. Por ello las fórmulas mágicas están llenas de frases incomprensibles y
nombres desfigurados de divinidades extranjeras, que deben repetirse
cuidadosamente aunque no se entiendan. Son los barbariká onómata a los que se alude constantemente en los
textos, sobre todo en los papiros mágicos de Egipto.
"Después de hacer una ofrenda
consistente en harina de trigo, moras maduras, sésamo y hierbas que no han
tocado el fuego, añádele acelgas y serás el dueño de tu propia sombra, de tal
manera que se pondrá a tu servicio. Dirígete en la hora sexta del día hacia el
Oriente a un lugar solitario, provisto de un cesto tejido con negros juncos
nuevos, y en la cabeza la banda roja de un sudario y en la oreja derecha el ala
de un halcón, y en la izquierda la de un ibis.
Después de poner el pie en el
lugar, arrodíllate, extiende las manos y recita esta fórmula: «Haz que ahora
esté a mi servicio mi sombra; porque conozco tus nombres santos y tus signos y
símbolos y quién eres en cada momento y cuál es tu nombre. Tras decir esto,
recita de nuevo la fórmula que aparece arriba y, en caso de que no te
escuchare, di: «Pronuncio tus nombres santos, tus signos y tus símbolos. Por
ello, señor, haz que esté a mi servicio mi sombra.» Y en la hora séptima se
acercará a ti desde el lado opuesto y, hablándole a ella, di: Sígueme a todas
partes. Tú mira, no vaya a ser que te deje."
Estas palabras mágicas son frecuentemente repeticiones que parecen onomatopeyas: amrakarara, por ejemplo. En los papiros mágicos suelen ponerse palabras en otro idioma, bien porque se busca que el profano no entienda, bien porque no pueden cambiarse o no pueden traducirse.Tabla de defixión encontrada en Aquae Sulis, Museo de Bath |
Los papiros, entre numerosas recetas de toda clase, recogen
abundantes prácticas de carácter erótico, que van desde breves fórmulas acompañadas de un gesto, un beso en la láminilla, un suspiro frente a una mujer, ungüentos que se aplican en los genitales, invocaciones a Afrodita, diosa protectora del amor, o largas y explícitas fórmulas de "atracción".
Escribe sobre la figura de la mujer que estás seduciendo: sobre su cabeza: isee Iao ithi oune broo lathion neboutosoyaleth; y sobre el oído derecho: ouer mechan; sobre el izquierdo: libaba oimathotho; sobre su rostro: amounabred; sobre su ojo derecho: orormothio aeth; sobre el otro: choboue; sobre el hombro derecho: adeta merou; sobre el brazo derecho: ene psa enesgaph; y sobre el otro: melchiou melchiedia; sobre las manos: melchamelchou ael; sobre el pecho, el nombre materno de la mujer a la que quieres atraer, y sobre el corazón: balamin Tout; y en la parte inferior del bajo vientre: aobes aobar; y sobre su sexo: blichianeoi ouóia; y sobre el ano: pissadara; y en la planta derecha del pie: elo; y en la otra: elóaioe. Toma trece agujas de bronce y clávale una en el cerebro diciendo: 'Yo te atravieso el cerebro, fulana', y dos en los oídos y dos en los ojos y una en la boca y dos en las entrañas y una en las manos y dos en los órganos sexuales y dos en las plantas de los pies, diciendo cada vez: 'Atravieso tal miembro de fulana, para que no se acuerde de nadie, sino sólo de mí, fulano.
Gema mágica con Abraxas, Museo Thornvaldsen, Copenhague |
Conjuro a todos los démones de este lugar para que ayuden a este demon.
Levántate para servirme a mí, quienquiera que seas, varón o mujer y dirígete a todo lugar, a todo camino, a toda casa y tráela y átala; induce a fulana, cuya entidad posees, a que me ame a mí, fulano, hijo de mengano; que no tenga relaciones sexuales por delante ni por detrás, ni busque el placer con otro varón, sino únicamente conmigo, fulano; de manera que fulana no pueda beber, ni comer, ni amar, ni sufrir, ni gozar de salud; que fulana no consiga dormir sin mí, fulano; porque yo te conjuro, por el nombre del terrible y aterrador, cuyo nombre al oírlo la tierra se abrirá, cuyo terrible nombre al escucharlo los démones se llenarán de pánico, cuyo nombre al oírlo los ríos y las piedras se romperán.
En los textos mágicos no sólo se
influye en el destino de un hombre, sino que se manipula por igual a espíritus,
démones o a los mismos dioses, con el fin de someter su voluntad a la de los
magos, muchos de los cuales eran pintorescos charlatanes, cuyo saber era meramente superficial.
Tanto los romanos, como los griegos, creían que se podía
maldecir a alguien a través de la palabra aún sin estar presente la víctima de
dicho maleficio, y por tanto se generaron durante siglos toda una serie de
ritos cuyo objetivo era crear un vínculo con las divinidades infernales para
lograr el fin deseado.
Las defixiones o tablillas de execración (tabella defixoria) son unas finas láminas
de plomo u otros materiales sobre las que se inscribe un texto que tiene como
objeto causar un perjuicio al destinatario por medio de un ritual mágico. Los
textos a veces forman figuras geométricas o van escritas en cuadrado. Las letras
o el sentido de la escritura podían invertirse e ir acompañadas de signos
mágicos y de dibujos de figuras humanas o de animales. Tras pronunciar una
serie de fórmulas y de palabras mágicas que invocaban a las divinidades requeridas, se exigía al espíritu, utilizando un lenguaje coactivo, cumplir el
deseo inmediatamente. Las laminillas se enrollaban y cuando contenían un texto
con una maldición solían atravesarse con uno o varios clavos. Después se
depositaban en tumbas, o en otros lugares, como fuentes.
Estas tablillas de maldición solían enterrarse en
cementerios, preferiblemente junto a las tumbas de aquellos que habían muerto de forma prematura o violenta, los «muertos vivos», a los que se invocaba
con especial intención para «someterlos» y utilizarlos en el fin mágico.
También se depositaban en santuarios, normalmente dedicados a alguna divinidad infernal o
relacionada con la magia, como Hécate o Perséfone, o bien en fuentes de agua,
como pozos o cursos fluviales, a los que se veía como un puente hacia el mundo
subterráneo u otros lugares significativos para el hechizo (por ejemplo, junto
a la puerta de casa de la víctima o bajo su lecho).
Las defixiones constituían un modo de comunicarse con potencias
sobrenaturales, las cuales no hacían distinción entre los humanos, y a los que
ayudaban a repartir la buena fortuna que le había tocado en suerte a cada uno. Se puede decir que en todos los casos el practicante pretendía tomar el control sobre una situación que involucraba
a una o más personas en particular.
La composición de las tablillas dependía de una tradición y
unas fórmulas en las que se hacía constar los objetivos concretos del defigens (la persona que iniciaba el proceso mágico) y el método que se utilizaría para
llevar a cabo el ritual, ya fuera realizado por el propio defigens o por un mago o hechicero contratado.
En la magia maléfica recogida en las defixiones había que expresar claramente lo que se deseaba e identificar con la mayor exactitud
posible a la víctima para conseguir el cumplimiento del maleficio, porque de no hacerse así, el conjuro podría volverse contra el propio autor.
Tabla de defixión, Via Appia |
Una de las particularidades que pueden observarse en un gran
número de tablillas de diferentes épocas y procedencias es el hecho de que el defigens –esto es, el que realiza para
sí o encarga a un profesional el rito de la defixio–
maldice al defixus –el individuo objeto de la
maldición– haciendo referencia a su cuerpo. En numerosas oportunidades el defigens es más preciso y además del
cuerpo de su víctima, se fija en cualidades de su personalidad o bienes
(simbólicos o materiales) que posee, tales como su prudencia, fuerza, salud,
éxito y riquezas. Ciertas veces se nombran solo partes específicas de la
anatomía del defixus o se mencionan
las necesidades corporales de la víctima, como el hambre, el sueño, ...
(…) te encargo que (…) le envíes algunos
demonios (…) infernales para que no le
sea permitido (…) despreciarme, sino que
haga lo que sea que yo quiera.
Que Vetia, a quien parió Optata, con
vuestra ayuda, no duerma por amor a mí,
que no pueda tomar alimento ni comida.
Quito de Vetia, a quien parió Optata, el
sentido, la inteligencia y el juicio y la
voluntad, para que me ame a mí, Félix,
a quien parió Fructa, a partir de este día,
a partir de esta hora, para que se olvide
de su padre y de su madre y de todos los
suyos y de todos sus amigos y de todos
los hombres por mí, Félix, a quien parió Fructa.
Que Vetia, a quien parió Optata, me tenga
a mí solo en su mente, demente, despierta;
que se queme, se fría (…)
Arda Vetia, a quien parió Optata (…), por
amor y deseo de mí.
En esta tablilla el defigens,
un hombre, Félix, realiza el rito mágico para lograr atraer el amor de una
mujer, Vetia, en contra de su voluntad. Esta lámina muestra lo que se pretendía
conseguir a través de las tablillas de maldición: someter a la víctima a la
voluntad de quien ordena la realización de la defixio. Se busca provocar en el cuerpo de Vetia procesos
característicos de las situaciones amorosas, como la falta de sueño y apetito,
así como que la amada sólo se centre en el hombre que la desea, es decir, se
persigue que la voluntad de la amada se centre en favorecer los intereses del defigens. Se utiliza la fórmula de
repetir una y otra vez el nombre de la defixus,
con la pretensión de que los dioses invocados no se equivoquen en la mujer
sobre la que se realiza la maldición. También se menciona continuamente el
nombre de la madre tanto en el caso de la mujer como en el del hombre, porque
así se garantizaba quienes eran los verdaderos defigens y defixus.
Defixión contra Rhodine: “Así como el muerto que está aquí enterrado no puede hablar, así muera Rhodine por lo que a Marco Licinio Fausto concierne y no pueda hablar. Así como el muerto no es recibido ni por los dioses ni por los humanos , así pueda ser recibida por por Marco Licinio y tener tanta fuerza como el muerto aquí enterrado. Te confío Padre que sea siempre odiosa a Marco Licinio Fausto. También a Marco Hedio Anfio. También Gayo Popilio Apolonio. También Venonia Hermina. También Sergia Glicina."
Tabla de defixión, área funeraria de Via Latina, Museo Nacional Romano, foto de Jastrow |
Defixión contra Rhodine: “Así como el muerto que está aquí enterrado no puede hablar, así muera Rhodine por lo que a Marco Licinio Fausto concierne y no pueda hablar. Así como el muerto no es recibido ni por los dioses ni por los humanos , así pueda ser recibida por por Marco Licinio y tener tanta fuerza como el muerto aquí enterrado. Te confío Padre que sea siempre odiosa a Marco Licinio Fausto. También a Marco Hedio Anfio. También Gayo Popilio Apolonio. También Venonia Hermina. También Sergia Glicina."
Así como las maldiciones se inscriben casi exclusivamente
sobre plomo, en los filtros de amor se pueden emplear otros metales, como el
cinc, minerales, como la magnetita, hojas de papiro, e incluso
conchas marinas, tan relacionadas con Afrodita.
"Coge una concha marina y escribe los nombres
sagrados con sangre de asno negro.
Fórmula (…) trae a fulana, hija de mengana -aquí el deseo
que tengas- no esperéis, traedla.
(Palabras mágicas)" el momento más adecuado es
"cuando la luna creciente esté en Aries o
Tauro".
Cuando la intención del defigens
era maldecir al defixus no se dejaba al
dios invocado decidir el destino del receptor de la maldición, sino que él
mismo intentaba controlar su vida y anular su voluntad de forma que no pudiese
ni siquiera hacer frente a sus necesidades físicas hasta que hubiera reparado
el daño hecho. En el siguiente ejemplo se trata de alguien que no se sentirá
satisfecho hasta que se devuelva un objeto robado:
“Bico da a Mercurio lo que
perdió. Ya sea varón, ya hombre [sic]. Que no mee, que no cague, que no hable,
que no duerma, que no esté despierto. Y que no tenga ni salud ni sanidad, a
menos que lo traiga al templo de Mercurio. Y que no soporte la conciencia de
este robo a menos que yo interceda”. (DFX 3.22/5)
Tabla de defixión, Museo Británico, © Marie-Lan Nguyen / Wikimedia Commons |
Muchas de las láminas encontradas reflejan el deseo de que
el destinatario de la maldición sea perjudicado en su salud, trabajo y
relaciones personas, y algunas incluso llegan a pedir su muerte.
El defigens, en el
siguiente texto, sin especificar la razón, expresa claramente que le desea a Plotio
lo peor. El texto se compone de un exhaustivo recorrido por el cuerpo de este
personaje, cada una de cuyas partes es entregada por separado a la diosa
Proserpina, la cual ha de asegurar su destrucción. El defigens de esta tablilla
agrupa las partes del cuerpo según las funciones vitales que realizan con el
fin de bloquear cada una de ellas y que dejen de funcionar, y haciéndola
incapaz de interpretar y explicar sus propias dolencias. De ese modo, se vuelve vulnerable e indefensa y se acelera el proceso de su destrucción.
Una vez que se ha adueñado del poder y se ha ubicado en una posición jerárquica superior, el defigens está en condiciones de hacer con su víctima lo que le
plazca: forzarla a realizar una acción, hacerle sentirse de determinada manera,
o incluso destruirla.
"Buena, hermosa Proserpina, esposa de Plutón, o Salvia, si
así debo llamarte, arrebata la salud, el cuerpo, el color, las fuerzas y las
virtudes de Plotio. (…) Entrégalo a Plutón, tu marido. Que no sea capaz de
escapar (a esta maldición) con salida alguna (…) Oh Proserpina, o Aquerusia si
así prefieres ser llamada, convócame al tricípite can para arrancar el corazón
de Plotius. Prometo ofrecerte tres ofrendas –dátiles, higos y un cerdo negro-
si este completa este sino antes del final del mes de marzo (…) Te doy la cabeza de Plotio, hijo de Avonia, Proserpina
Salvia, te doy la frente de Plotio, Proserpina Salvia, te doy las cejas de
Plotio, Proserpina Salvia, te doy los párpados de Plotio, Proserpina Salvia, te
doy las pupilas de Plotio, Proserpina Salvia, te doy las narinas, los labios
las orejas, la nariz, la lengua, los dientes de Plotio, para que no pueda decir Plotio de qué sufre; el cuello, los hombros,
los brazos, los dedos, para que no pueda ayudarse en nada; el pecho, el hígado,
el corazón, los pulmones, para que no pueda entender de qué sufre; los intestinos, el vientre, el
ombligo, los costados, para que no pueda dormir; la espalda, para que no pueda
dormir saludable; la vejiga, para que no pueda orinar; las nalgas, el ano, los
muslos, las rodillas, las pantorrillas, las tibias, los pies, los talones, los
dedos, las uñas, para que no pueda estar de pie por su propia fuerza. (…) No
importa lo que haya escrito, grande o pequeño, lo mismo que él ha escrito una
execración y la ha dirigido (contra mí), te entrego y consigno a Plotius con el
fin de que te lo lleves en el mes de febrero. Que perezca de mala manera, que
se vaya de mala manera, que desaparezca de mala manera. Entrégalo, confíalo
para que no pueda mirar, ver, contemplar otro mes."
Tabla de defixión, Museo Arqueológico de Munich |
Esta defixio es una acción en respuesta a una
maldición que dicho individuo habría encargado contra el defigens con anterioridad, y, contiene un votum, la promesa de pago u ofrenda a la divinidad, que se llevará
a cabo cuando ésta haya cumplido lo que se le ha solicitado.
Cuando el
texto de la tablilla se centra en una parte del cuerpo, ésta suele tener una
relación funcional con el motivo de la maldición. Así por ejemplo en el caso de
litigios judiciales se apunta a la lengua con el objeto de dejar mudo al
oponente durante el juicio y que no pueda defenderse.
"De Sextiliano y Gula Pudente y Pacora Acuto y los hijos
de Marco… de Silvano y Sextiliano y Lucio Cecilio Magno. Atad las lenguas de
estos que escribí arriba, para que no puedan responder en contra nuestro."
Otro aspecto de la magia erótica maléfica es el que busca
herir a la víctima en lo que más daño le puede causar, ya sea privándole de
actividad sexual, ya del matrimonio y/o de descendencia.
“Hago una atadura mágica a Saturnina; ataré a su espíritu (...), la ato a ella en su descendencia personal. Que a Saturnia (sic) le sucedan cosas amargas y funestas hasta que Saturnina esté al borde de la muerte. (...) destruyo a Saturnina por medio de la locura desde el momento presente, ya, hasta la eternidad. Ya, ya, ya, rápido, rápido, rápido. La corto en pedazos por toda la eternidad. Rápido, rápido, rápido.”
Con frecuencia, el defigens acompañaba su tabella con una
pequeña figura de plomo, arcilla o cera modelada en representación de la
víctima a las que se le solía insertar clavos en puntos delicados del cuerpo
―corazón, garganta, genitales, etc.―, de tal forma que la víctima real sintiera
igualmente el dolor en esa zona.
"Deposito junto a vosotros esta
maldición, dioses del mundo subterráneo, Plutón y Kore Perséfone, Eresquigal,
Adonis, Barbaritha y Hérmes subterráneo, Toth, Fokensepseu Erektathou
misonktaik y el poderoso Anubis, Pseriphtha, que tiene las llaves de los que
están en el Hades, y los démones subterráneos, los muertos y muertas antes de
tiempo, los mancebos y las vírgenes, año tras año, mes tras mes, día tras día,
hora tras hora, noche tras noche. Conjuro a todos los démones de este lugar
para que asistan a este demon, a Antinoo. Levántate para mí y ve a todo lugar,
a todo callejón, a toda casa y constriñe (encadena) a Ptolemais, a la que parió
Aia, la hija de Orígenes, para que no pueda tener relaciones sexuales ni sea sodomizada,
ni obtenga placer de ningún otro hombre a excepción de mí, Sarapamón, al que
parió Area, y no la dejes comer, ni beber, ni disimular, ni salir, ni conciliar
el sueño apartada de mí, Sarapamón, al que parió Area. Te conjuro, demon de
muerto, Antinoo, por el nombre temible y aterrador, por aquél nombre que cuando
la tierra lo escucha se abre, el nombre a cuyo terrible sonido los espíritus se
aterrorizan, el nombre que cuando los ríos y las piedras lo escuchan tiemblan
horrorizados. Yo te conjuro, demon de muerto Antinoo, por nombres mágicos. No
me falles, demon de muerto Antinoo, sino levántate para mí y ve a todo lugar, a
todo callejón, a toda casa y tráeme a Ptolemais, a la que parió Aia, la hija de
Orígenes. Retenle la comida, la bebida hasta que venga a mí, a Sarapamón, al
que parió Area, y que ella no reciba a ningún otro hombre para el placer si no
a mí solo, a Sarapamón. Agárrala de los pelos, de las entrañas, hasta que no
esté junto a mí, Sarapamón, al que parió Area, y la tenga obediente a mí a
ella, a Ptolemais, a la que parió Aia, la hija de Orígenes, por todo el tiempo
de mi vida, queriéndome, teniendo relaciones sexuales conmigo y diciéndome todo
lo que tenga en mente. Si haces esto, te liberaré."
Muñeca de defixión, Museo del Louvre, París |
Este conjuro presenta el nombre del demon, Antinoo, el espíritu del muerto que debe ayudar al defigens, Sarapamón, a conseguir que
Ptolemais se sienta atraída sexualmente solo por él. Esta laminilla, plegada
repetidamente, se encontró junto a una muñequita de barro conservada en el
museo de Louvre. Conserva entre la línea 22 y 23 un agujero que probablemente
sirvió para fijar la tablilla a la figurita. Las 13 agujas que la perforan coinciden casi exactamente con la fórmula del PGM IV 296-328. Ambos
conjuros se componen, además, de una fórmula coercitiva que obliga al muerto a
actuar bajo la amenaza de no liberarlo y perturbar su eterno descanso, alterado
por la magia del conjuro.
Las figuritas depositadas junto a las tablillas no se
limitaban solo a la magia maléfica: podían tener también fines
"positivos", como favorecer el parto y la fecundidad, la cura y
prevención de enfermedades o propiciar buenas cosechas.
“Fórmula eficaz y fórmula de
invocación sobre un taller o una casa o cualquier lugar donde la sitúes:
teniéndola te enriquecerás, tendrás suerte, pues Hermes la hizo para Isis
cuando andaba vagando; es maravillosa y se la llama ((pequeño pedigüeño)). Toma
cera que no haya estado al fuego, la que se llama goma de abeja, y modela una
figura de hombre que tenga la mano derecha en actitud de pedir y en la
izquierda sostenga una alforja y un báculo.
Que haya una serpiente enroscada
al báculo; la figura debe tener un ceñidor y estar, como Isis, sobre una esfera
que tenga una serpiente enroscada. Lo levantarás y colocarás en el tronco de un
enebro, con una thérmouthis (aspid)
de la tierra y un cesto cubierto por encima. Modela la figura en luna nueva,
conságrala con ánimo alegre y recita la fórmula que hay sobre sus partes,
dividiéndola cuatro veces en tres partes. Escribe una tablilla para cada parte
en papiro hierático, con cinabrio, jugo de artemisa y mirra.
Cuando la hayas erigido en el
lugar elegido, ofrécele en sacrificio un onagro con la frente blanca,
quemándolo totalmente; asa las entrañas en varas de mimbre y cómetelas así.”
En los papiros encontramos una práctica de sometimiento, con
fines principalmente eróticos, dirigida y dedicada a Eros y Afrodita, cuyas
figuras se moldeaban o grababan en piedras preciosas para otorgar protección.
Gema con Afrodita, Museo de Bellas Artes, Boston |
Una vez que la piedra esté
grabada y consagrada, úsala de esta manera: ponla debajo de la lengua, dale una
vuelta hasta que quieras y recita esta fórmula: «Te llamo a ti, el engendrador
primero de toda generación, el que extiende sus alas sobre todo el universo, a
ti el inabordable y el inconmensurable, tú que infundes en todas las almas un
pensamiento generador de vida, tú que todo lo armonizas con tu propia fuerza… Te invoco a ti, el inexorable,
con tu nombre más grande: azarachtharaza latha iathal, y y y lathai,
athallalaph (vocales) ouerieu, legeta, rhamaiama, rhatagel dirige el alma de
fulana hacia mí, fulano, para que me quiera, para que me ame, para que me dé
todo lo que tiene en sus manos. Que me diga lo que hay en su alma, porque yo he
invocado en mi auxilio tu gran nombre."
En las tablillas de maleficio, por ejemplo, es obligatorio
escribir los nombres de las víctimas, pero es, en cambio, excepcional que
contengan el nombre del embrujador, quien no deseaba comprometerse, como es
natural, descubriéndose a sí mismo. Sin embargo, sí se cita el nombre del defigens en las tablillas amorosas,
puesto que se exige ser correspondido y para ello debe estar identificado.
Para potenciar el ritual se solía dejar junto a la tablilla
algo que hubiera estado en contacto con la víctima, o mejor aún, restos de pelo
o uñas de la misma, ya que, se pensaba que aquello que una vez estuvo en
contacto lo seguiría estando después de su separación, de forma que lo que se
hiciera sobre esa sustancia, se haría igualmente sobre la víctima. A veces
la maldición se extendía a los allegados a la víctima para intentar causar el mayor daño
posible.
Contenedores metálicos para defixiones de Anna Perenna |
Una inscripción de Lambaesis (Túnez) documenta bien
claramente que se creía realmente en los efectos mortales de la maldición
procurada por un enemigo a través de defixiones. Se trata del epígrafe dedicado
por Proculinus, tribuno de la III Legión Augusta, a su esposa Aelius tras 13
años de matrimonio, contraído cuando ella cumpliera quince (CIL VIII 2756; DT
p. CXXI):
“Aquí yace Fructuosa… / …, que
no recibió la clase de muerte que merecía. Execrada por conjuros, yació muda
largo tiempo y su vida le fue arrebatada violentamente antes que dada a la
naturaleza. Que los Manes o los dioses celestiales venguen este execrable crimen
que se ha perpetrado”.
Entre las divinidades invocadas en las tabellae se encuentran las pertenecientes al ámbito infernal, a las
que se suele referir como Dis Inferis,
aunque también se invoca a los señores del inframundo, Plutón (Hades) y Proserpina (Perséfone),
además de los manes y espíritus de los muertos prematuros. De entre el panteón
grecolatino destacan Júpiter, Mercurio, Diana o Némesis o ciertas deidades
idóneas para cumplir con los objetivos del defigens,
como sería el caso de Muta Tácita, a la que se apela para silenciar a las
víctimas ante un inminente proceso judicial, o el de Caco, que invocado junto a
Mercurio debía atrapar a un ladrón.
Las divinidades indígenas también encontraron un hueco
porque la mayoría de la población posiblemente se fiaría más de ellos que los
dioses impuestos por el Imperio.
El tercer grupo de divinidades invocadas en las defixiones está formado por potencias orientales como Cibeles,
Atis, Isis, Seth, Cristo o el daemon Abraxas, entre otras, cuyos cultos se
asentarán en Roma a partir de finales del S. III d. C. A estas menciones, hay que añadir las documentadas en las tabellae altoimperiales del Norte de África donde hay una tendencia
a apelar a démones en lugar de dioses, preferencia que quizá podría tener
su origen en la magia greco-egipcia, donde estas potencias desempeñan un papel
esencial. Mediante estas apelaciones, los defigentes se estarían dirigiendo de
forma directa al difunto que ocupaba la tumba empleada como depósito de la
tabella o a los espíritus que vagaban por los alrededores.
Lamella de Billingford, Inglaterra |
A diferencia de la magia agresiva de las defixiones existía la magia preventiva, y una representación se hacía con las lamellae, inscripciones mágicas sobre unas finísimas láminas de metal precioso o no, que simbolizaba efecto positivo, oro, plata, bronce o cobre. Se enrollaban y se convertían en un amuleto destinado a proteger y prevenir de todo mal al poseedor de la misma, al mismo tiempo que servían como remedio de dolencias provocadas por los démones. El individuo debía llevarlo colgado del cuello o en contacto con alguna parte del cuerpo. La fórmula utilizada urgía a la potencia mágica, en el mismo tono imperioso que las defixiones, el cumplimiento del deseo.
Retrato el Fayum con joven luciendo amuleto con lamella |
Se podía pedir protección para no ser afectado por los encantamientos y los demonios.
“(Signos mágicos) Protege a
Juliana de todo hechizo y de todo sufrimiento pasivo, y de toda influencia
activa y aparición demoníaca por el día o por la noche; ahora, ahora; rápido,
rápido; pronto, pronto, pronto.” (Lámina de plata, Beroea, Siria, s. II-III)
Pero también se podía solicitar a los dioses o espíritus su
ayuda para superar una dolencia o tener un buen parto, por ejemplo.
“Símbolos y nombres mágicos. Haced
con vuestros sagrados nombres que Fabia a la que Terencia, su madre, parió,
gozando de buena salud, consiga dar a luz felizmente; que el nombre del Señor y
Gran Dios sea por siempre eterno.” (Lamella, Museo Británico)
Lamella de oro, Museo Británico |
Carácter preventivo poseían las gemas mágicas en las que por
un lado se grababa una imagen y por el otro un texto, los cuales invocaban a
los espíritus para que sus poderes sirvieran de
protección al que lo utilizase, es decir, se convertía en un amuleto protector.
En caso de engastarse en un anillo o colgante el texto quedaba oculto. En
algunos casos la inscripción cubría ambos lados y no aparecía ninguna imagen. En
los papiros se indica el proceso ritual a seguir para grabar una gema, su utilidad y la fórmula mágica a pronunciar para que todo sea efectivo.
“Hace a los hombres famosos,
grandes, admirables y ricos gracias a su poder, o proporciona amistad con
hombres así. El anillo es sin interrupción para ti justo en todo y da suerte.
Encierra un nombre hermosísimo.
Se graba un sol en una piedra de
heliotropo de esta manera: una serpiente gruesa con la boca mordiéndose la cola
en forma de corona. Dentro de la serpiente debe haber un escarabajo sagrado
despidiendo rayos. El nombre se graba en la parte posterior de la piedra por
medio de signos sagrados como dicen los profetas. Una vez que hayas realizado
el rito, llévalo con pureza… Abrirá puertas y romperá ataduras y piedras el que
lleva la piedra, es decir, la gema tallada, y si pronuncia el nombre esculpido
debajo."
Por la mañana temprano ponte
frente al sol, sujeta la piedra bien proporcionada, de hermosa hechura, divina,
sagrada, útil, económica, compasiva, la que proporciona revelaciones, armoniosa
y apropiada y di:
«Dios supremo, el que sobrepasa todo poder, te
invoco ai ti, el Iao, el Sabaot, el Adonáis, el Eiloein, el Seboein, el Talam,
el Caunaum, Sagenam Elenmedor Capsuti, el Setora, el Safta, el Nuquita, el
Abraham, el Isaac, el Jacob, el Catatic, el Zeupein, el Nefigor, el Astafeon,
el Catacernef, el Conteon, el Catut, el Cerideu, el Marmariot….
Te he invocado a ti, supremo dios, y a través
de ti al Todo, para que concedas una divina y suprema fuerza a esta piedra
esculpida y hagas que tenga poder y fuerza en todo y permita cambiar almas,
mover espíritus, someter enemigos, fundar amistades, … Sí, señor, señor, realiza
totalmente esta consagración.
Cuando hayas terminado esta
fórmula, dila tres veces cada día en la hora tercera, sexta y novena. Esto
durante catorce días empezando a partir de la tercera fase de la luna. Procura
que la diosa esté en Tauro o en Virgo, en Escorpión, en Acuario o en Piscis.
Al hacer la consagración ofrece
en cada invocación la libación prescrita, así como ungüentos de cualquier
clase, excepto incienso. Al terminar la consagración debidamente, toma un gallo
de doble cresta, blanco o rubio, pero guárdate de uno negro…
Cuantas veces quieras dar
órdenes al dios, dirígete al muy grande Ufor, dale órdenes y él las cumplirá….
por él están vigorizadas las figuras modeladas y esculpidas y talladas. Porque
éste es el verdadero; los demás en cambio dan largos rodeos, hablan con engaño
y alcanzan una duración inútil. Guarda esto también en secreto, como un gran
misterio. Ocúltalo, ocúltalo. Así es.”
Las inscripciones eran de menor extensión, si las comparamos
con las de papiros y defixiones, debido a la evidente falta de espacio. En este
sentido se encuentran muy comúnmente gemas mágicas con inscripciones breves,
cortas y directas de una o pocas palabras, en las que por lo general el
poseedor de la piedra se dirige, imperativamente, y a través de numerosos
epítetos, a un demon o divinidad en
busca de protección o influencia benéfica.
En las gemas mágicas medicinales las inscripciones se
dirigen directamente a la enfermedad en cuestión o al órgano o miembro del
cuerpo afectado para que funcione correctamente. Típicos ejemplos de este género son las
inscripciones «estomacales», para tener una correcta digestión, o las
inscripciones referidas a las dolencias de espalda. En otros casos, como las
gemas de tipo «uterino», se persuade al órgano para que funcione correctamente,
es decir, que se dilate o contraiga en los tiempos establecidos, para no verse influenciado por démones malignos, que provoquen hemorragias, abortos o
embarazos indeseados.
En la medicina mágica el mago combate el mal desde dos
frentes: puede curar con medicamentos, o puede expulsar la fuente que causa el
mal, esto es, el demon maligno. El
enfermo puede sanar entonces por obra de un mago, o bien mediante la incubatio, por la cual un enfermo se
dirigía al santuario de una divinidad a pasar allí la noche para que durante el
sueño el dios le revelase la forma de curar su mal.
Visita al Templo de Esculapio, John William Webster |
El exorcismo es una
forma compleja de magia, en la que se convocan a cierto número de dioses o
démones para que combatan y expulsen a otro demon, que, alojado en su cuerpo y en su mente, está atormentando a
una persona. Este proceso solo puede ser realizado por un experto
mago-exorcista, quien, ante la imposibilidad de maltratar a un poseído, solo
puede vencer al malvado espíritu con la fuerza de la palabra, apelando
a la autoridad de unos poderes superiores para que le ayuden y creando una presión mediante órdenes imperativas dirigidas al demonio para que abandone el
cuerpo de forma inmediata. Tras la expulsión del demon y la reubicación del mismo en otro cuerpo, el
exorcista pasa a otras fases del exorcismo menos violentas: primero, la práctica mágica de ayuda, consistente, por ejemplo, en la imposición de manos, la
recitación piadosa de oraciones, soplar sobre el poseso o tocarlo mediante
ramas o amuletos, así como la aspersión de agua o la unción con aceite.
Finalmente, una vez expulsado el mal, el exorcista puede proceder a una acción
profiláctica que se realizaba sobre el cuerpo y la mente del enfermo con la colocación de un amuleto (por ejemplo, una cruz) para proteger
al individuo recién liberado de la posibilidad de ser ocupado de nuevo por un demon maligno.
"Práctica perfecta para expulsar démones: Fórmula que se recita sobre su cabeza (del poseso).
Arroja delante de él ramas de olivo, te pones detrás de él y dices:
(En copto:) «Salve, dios de Abraham; salve, dios de Isaac; salve, dios de Jacob; Jesús Chrestos, el Espíritu Santo, el Hijo del Padre; El que está por encima del Siete, el que está dentro del Siete. Invoco a Iao Sabaoth; del que emana todo poder, (citar nombre del endemoniado), hasta que gobierne al sucio demonio Satán que está dentro de él.
Te conjuro, demon, quien quiera que seas, por este dios (vox magica); ¡sal, demon, quienquiera que seas, y aléjate de fulano, pronto, pronto, ya, ya!
¡Sal, demon, pues te ato con cadenas de acero indisolubles y te entrego al negro caos para tu total destrucción!
Preparación: Toma siete ramas de olivo, ata seis de ellas de punta a rabo, una por una, y, con la que queda, golpea al hacer el conjuro. Mantenlo oculto.
Ya se ha probado. Después de echarlo (al demonio), rodea al individuo con el amuleto, que se le colgará al enfermo después de arrojar al demon; sobre la hoja de estaño escribe lo siguiente: «(voces magicas), guarda a fulano». También tiene otro amuleto en el cual aparece este signo S."
Arroja delante de él ramas de olivo, te pones detrás de él y dices:
(En copto:) «Salve, dios de Abraham; salve, dios de Isaac; salve, dios de Jacob; Jesús Chrestos, el Espíritu Santo, el Hijo del Padre; El que está por encima del Siete, el que está dentro del Siete. Invoco a Iao Sabaoth; del que emana todo poder, (citar nombre del endemoniado), hasta que gobierne al sucio demonio Satán que está dentro de él.
Te conjuro, demon, quien quiera que seas, por este dios (vox magica); ¡sal, demon, quienquiera que seas, y aléjate de fulano, pronto, pronto, ya, ya!
¡Sal, demon, pues te ato con cadenas de acero indisolubles y te entrego al negro caos para tu total destrucción!
Preparación: Toma siete ramas de olivo, ata seis de ellas de punta a rabo, una por una, y, con la que queda, golpea al hacer el conjuro. Mantenlo oculto.
Ya se ha probado. Después de echarlo (al demonio), rodea al individuo con el amuleto, que se le colgará al enfermo después de arrojar al demon; sobre la hoja de estaño escribe lo siguiente: «(voces magicas), guarda a fulano». También tiene otro amuleto en el cual aparece este signo S."
La frecuencia de las
actuaciones de Jesús, de sus discípulos y otros santos cristianos como exorcistas indica
que estaba muy extendida la creencia de que los espíritus malignos o
destructivos podían entrar en una persona y causar su ruina, atacando a su
cuerpo y a su mente. Posiblemente muchos de estos «encantamientos» fuesen
crisis epilépticas. La posesión demoníaca se produce en mentes enfermas que no
saben reaccionar ante algo para lo que no tienen respuesta, como una pesadilla.
“Y Apolonio, levantando su
mirada hacia él, dijo:
-No eres tu quien te comportas
con ese descaro, sino el demon que te impulsa sin tu saberlo.
Estaba efectivamente poseido por
démones el jovencito. Pues se reía con lo que ningún otro, y pasaba al llanto
sin tener motivo. Además, conversaba y cantaba para sí mismo. La gente creía
que era su juventud retozona la que le impulsaba a aquello, pero realmente era
el intérprete del demon y daba la impresión de estar embriagado, con el
comportamiento propio de un borracho que tenía entonces. Al verlo Apolonio, el
espectro prorrumpió en cuantos gritos de pavor y cólera son propios de quienes
se están quemando o sometidos a tormento, y juraba que saldría del jovencito y
que no se apoderaría de ningún hombre. Pero al hablarle Apolonio con cólera,
como un amo a un esclavo pícaro, ruin, descarado y demás, y al exhortarle a que
se marchara dejando constancia de ello, dijo:
-Tumbaré tal estatua -aludiendo
a una de las de junto al Portico Real, ante el que esto sucedía.
Cuando la estatua osciló
primero, luego cayó, ¿cómo podría pintar alguien el alboroto consecuente, y
como aplaudían por el prodigio?
EI jovencito, como acabado de
salir del sueño, se frotó los ojos y miró hacia los rayos del sol. Le entró
vergüenza al tener, todos, la atención vuelta hacia él, y ya no se mostraba
desvergonzado, ni tenía la mirada perdida, sino que volvió a su propia
naturaleza mejor que si hubiera usado un bebedizo.” (Filostrato,
Apolonio de Tiana, IV, 20)
La creencia en las
virtudes de los afrodisiacos existe desde la más remota antigüedad, y por ello
el hombre que deseaba aumentar su vigor y excitación sexual, recurría a su uso como
se puede comprobar en la receta de un ungüento para la mujer, que se recoge en
un papiro egipcio, y que lo relaciona con la magia porque además de exigir su
efecto inmediato se reclama que la mujer se someta únicamente al deseo del hombre que
lo utilice.
"Toma un huevo de corneja y
el jugo de la planta "pata de corneja" y hiel de un torpedo de río;
mézclalo todo bien con miel y pronuncia la fórmula al triturarlo y untar tu
sexo. Ésta es la fórmula que se pronuncia: "a ti te hablo, útero de
fulana, ábrete y recibe el semen de fulano y el semen impotente de iarphe
arphe. Escríbelo. Que me ame fulana durante todo el tiempo de su vida, como amó
Isis a Osiris; que me permanezca fiel como Penélope a Odiseo. Y tú, útero,
recuérdame durante todo el tiempo de tu vida, porque yo soy Alcarnactas".
Di esto al triturarlo y cuando untes tu sexo, y acuéstate con la que quieras;
te amará solamente a ti y no será nunca poseída por nadie. Sólo por ti".
Pintura con erinias (malos espíritus), Pompeya |
La expansión del culto cristiano y la prohibición de
prácticas mágicas por parte de los emperadores no frenaron la necesidad de
solicitar los servicios de los magos y hechiceras.
“Hechizar hierbas para
encantamientos e invocar los nombres de los demonios al hacerlo, ¿qué otra cosa
es sino culto al diablo?” (Martín de Braga, Sermón contra las
supersticiones rurales, s. VI)
No sólo los papiros o los amuletos demuestran que,
efectivamente, había cristianos que recurrían a la magia. Las propias fuentes cristianas hablan de la práctica de exorcismos aún en vida de
Jesús, de la invocación de su nombre como arma poderosa y de la utilización del
símbolo de la cruz para asegurarse la protección divina. Incluso a los
sacramentos, especialmente al bautismo, se les suponía un cierto poder
milagroso. Quienes hacían uso de la magia querían creer que tenían la
posibilidad de alterar el Destino.
Pintura de San Pedro y San Pablo, Iglesia de Santa Tecla |
El Cristianismo recurrió a los monjes santos para
contrarrestar la acción y la atracción que sobre las masas de la época ejercían
magos, hechiceros, curanderos y adivinos. El resultado fue el paso de las
supersticiones tradicionales, ligadas a los cultos paganos, a una nueva forma
de superstición de signo cristiano mediante la transformación del dios pagano
en demonio y del mago en santo. San Jerónimo relata un suceso en su obra sobre
la vida de San Hilarión que da cuenta de cómo se seguía haciendo uso de la
magia para obtener el amor que no era correspondido.
"Un joven del mismo mercado de
Gaza amaba perdidamente a una virgen de Dios que habitaba cerca. No había tenido
éxito ni con sus frecuentes halagos, ni con gestos, ni silbidos, ni otras cosas
semejantes que suelen ser el comienzo de la muerte de la virginidad. Entonces
se fue a Menfis para revelar su herida de amor, regresar y ver a la doncella
armado con artes mágicas.
Después de un año, instruido por
los sacerdotes de Esculapio, que no cura las almas, sino que las pierde, vino
con el propósito de realizar el estupro que había anticipado en su imaginación.
Enterró bajo el umbral de la casa de la doncella ciertas palabras y figuras
extrañas grabadas en una lámina de bronce de Chipre. Repentinamente la virgen
enloqueció, arrojó el velo, se soltó la cabellera, y rechinando los dientes
llamaba a gritos al joven. La vehemencia del amor se había convertido en locura.
Los padres de la joven solicitan
la ayuda del santo para expulsar al demonio que la posee."
El hecho de que un cristiano recurriera a la magia, a pesar
de conocer sus nefastas consecuencias es una prueba más de que la necesidad provocaba la comunicación con la divinidad. Se pensaba que la oración
era un canal de comunicación abierto por el Señor para que su pueblo solicitara
bienes espirituales, por lo que pedir la ayuda de ciertos espíritus, aunque
fueran paganos, no distaba mucho de ese pensamiento.
Pápiro mágico copto, Museo Kelsey, Universidad de Michigan |
Las razones para iniciar un conjuro seguían siendo las
enfermedades propias o de los seres queridos, el deseo sexual, la venganza, y la
necesidad de protección frente a espíritus hostiles. Se mantenía la técnica de
la repetición o la pretensión de que Dios actuase de forma poco ética.
“Oh, Señor, mi Dios, por quien yo me preocupo, que se sienta en el carro del Querubín y se rodea por el
Serafín que monta en las cuatro criaturas, Miguel, Gabriel, los Arcángeles, el Querubín y el
Serafín, Rabuel….
El que se sienta en el trono con su amado hijo junto con los que he mencionado, y el lugar donde esto (el amuleto) se depositará y el ángel de la Iglesia:
Debes aplastar rápidamente a Prestusia y Tnounte y Ebonh
por completo y debes destruirlos como ellos lo destruyeron (al
cliente). ¡Debes descargar en ellos tu ira y tu brazo alzado!... (Texto
mágico copto, nº 90)
El cristianismo, por tanto, al convertir a los dioses paganos en demonios, dio razones a las masas populares para creer en esos poderes infernales o celestiales que hasta entonces habían invocado con gran éxito las artes mágicas tradicionales.
http://revistapaginas.unr.edu.ar/index.php/RevPaginas/article/view/119; LA PROPICIACIÓN DE LA MUERTE EN LOS RITUALES MÁGICOS, Francisco Marco Simón.
interclassica.um.es/var/plain/.../b620bc4ce5bf57f57eedf5ee33411720.pdf... ; ALGUNAS APORTACIONES DE LOS TEXTOS MÁGICOS GRIEGOS*; MANUEL GARCÍA TEIJEIRO
https://revistas.uam.es/historiaautonoma/article/view/473; Mujer y magia en el mundo romano occidental: la imagen femenina en las tabellae defixionum eróticas; NATALIA TEJA REGLERO
www.academia.edu/801374/El_lenguaje_coactivo_en_la_magia_y_en_los_exorcismos; El lenguaje coactivo en la magia y en los exorcismos; Sabino Perea Yébenes y Domingo Saura Zorrilla.
www.academia.edu/5220209/El_panteón_oculto_divinidades_del_Occidente_Latino_a_través_de_las_defixiones; EL PANTEÓN OCULTO: DIVINIDADES DEL OCCIDENTE LATINO A TRAVÉS DE LAS DEFIXIONES; CELIA SÁNCHEZ NATALÍAS
www.academia.edu/758219/El_sello_de_Dios_Σφραγίς_Θεοῦ_._Nueve_estudios_sobre_magia_y_creencias_populares_greco-romanas; El poder mágico de los anillos; Sabino Perea Yébenes
www.academia.edu/1931990/Invocaciones_a_los_muertos_en_los_textos_griegos_mágicos; Invocaciones a los muertos en los textos griegos mágicos; Raquel Martín Hernández; Conversaciones con la Muerte, CSIC
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/119115.pdf; Las cartas de maldición; Amor López Jimeno
http://www.romanicodigital.com/documentos web/documentos/C17- 8_Isabel%20Vel%C3%A1zquez.pdf; MAGIA Y CONJUROS EN EL MUNDO ROMANO: LAS DEFIXIONES; Isabel Velázquez
revistas.uned.es/index.php/ETFII/article/view/4245; La Magia de la Palabra (Aproximación a la magia, la brujería y la superstición en la Antigüedad III), Ana Mª Vázquez Hoys
www.academia.edu/3328096/Maldiciones_eróticas_y_otros_encantamientos_amorosos_La_maldición_del_amor_; MALDICIONES ERÓTICAS Y OTROS ENCANTAMIENTOS AMOROSOS. LA "MALDICIÓN DEL AMOR"; AMOR LÓPEZ JIMENO
www.academia.edu/2432400/_Ne_meiat_ne_cacet_ne_loquatur_ne_dormiat_ne_vigilet._La_sujeción_del_cuerpo_en_las_tablillas_de_maldición_latinas; “Ne meiat, ne cacet, ne loquatur, ne dormiat, ne vigilet.” La sujeción del cuerpo en las tablillas de maldición latinas; Sara Paulin; Discursos del cuerpo en Roma; Alicia Schniebs (coordinadora)
nterclassica.um.es/var/.../cb2b859546fb2b08e77a70c4671dfd7c.pdf; LA FINALIDAD DE LAS TABLILLAS MÁGICAS DE MALDICIÓN (DEFIXIONES); Amor López Jiménez
https://grbs.library.duke.edu/article/viewFile/611/691; Late Antique Lamps with Defixiones; Attilio Mastrocinque
Textos griegos de maleficio, Amor López Jimeno, Google Books
Curse Tablets and Binding Spells from the Ancient World, John G. Gager, Google books
Ancient Christian Magic: Coptic Texts of Ritual Power; Marvin Meyer, Richard Smith, eds.
TEXTOS DE MAGIA EN PAPIROS GRIEGOS, José Luis Calvo Martínez y Mª Dolores Sánchez Romero, Editorial Gredos