sábado, 22 de octubre de 2011

Vasa potoria, funcionalidad y lujo para beber en la antigua Roma

Mensa vasaria, tumba de Vestorius Priscus, Pompeya

La práctica de exponer la vajilla de plata, especialmente la de beber, en un soporte especial, el abacus (especie de armario con estantes o la mensa vasaria (mesa aparador) fue una forma de ostentación entre los romanos ricos, como muestra del lujo de los propietarios de la casa y símbolo de ostentación de su importancia social. La avaricia por poseer una valiosa vajilla que demostrase su riqueza y status llevó a los antiguos romanos a pagar grandes cantidades de dinero por costosas piezas de plata o cristal.

Al conjunto de vasos utilizados para beber, mezclar y servir las bebidas se le llamaba vasa potoria y debido al importante papel que desempeñaron en la vajilla de mesa romana ofrecen una gran variedad de materiales y formas, decorados con delicados relieves y motivos resaltados que van desde flores a pájaros, animales, escenas mitológicas y dionisíacas. Los ejemplares elaborados en plata, solo estaban al alcance de los ricos; más frecuentes y populares eran los de cerámica, a los que se sumaron los de vidrio a partir del siglo I d. C.

El vaso más utilizado y parecido al actual era el poculum, normalmente de arcilla. Esta era un material barato, pero algunos ejemplares bellamente decorados costaban igual que otros realizados con piedras preciosas. La vajilla de cerámica de terra sigillata procedente de Arretium en Italia era muy popular.

“Mi cena la sirven tres esclavos y un mármol blanco sostiene un vaso (poculum) dos copas (cyathi), junto a un plato barato, patera y jarra (guttus), de cerámica campananiense.” (Horacio, Sátiras, I. 6)

Poculus de terra sigillata, Museo de Zaragoza, foto de Samuel López

El cantharus tenía dos asas verticales que, a menudo, se elevaban por encima del borde y se decoraba con elegantes relieves mitológicos. Su uso se asociaba al dios del vino Baco. 


Cantharus, Museo Arqueológico Nápoles, foto de Samuel López

El scyphus era una taza honda en forma de cuenco con dos asas horizontales por debajo del borde. Más común en las mesas de los romanos, algunos de estos pagaron grandes sumas por ejemplares de plata elegantemente decorados en relieve. Hércules es a menudo representado con él en las manos.


Skyphos de plata, Tesoro de Berthouville, Biblioteca Nacional de Francia

El cáliz se hacía normalmente de arcilla con ornamentación vegetal en relieve. Los más apreciados procedían de Sorrento, Italia y Sagunto en España. 

"Para que tu camarero las coja y las guarde sin preocuparse, recibe estos cálices hechos de barro saguntino." (Calices saguntini, Marcial, XIV, 108)

 Era la copa utilizada generalmente en los baños públicos y podía llevar asas o no. Los ejemplares caros se hacían en vidrio o murrina. Algunos cálices de plata con asas horizontales decoradas pudieron tener valor religioso para hacer ofrendas.


Cáliz de vidrio con cameo, Museo Getty



Patera,  Museo Arqueológico de  Nápoles
La patera era también un cuenco o platillo hondo que se utilizaba para las ofrendas con vino. En tiempos de Augusto, según Varrón, la utilizaban los magistrados en las ofrendas a los dioses y en los banquetes públicos. Los dioses lares aparecen en algunas representaciones con un rhyton, en una mano y en la otra una patera. El rhyton fue originalmente un cuerno de animal con un orificio en el extremo puntiagudo que permitía la salida de la bebida y que fue utilizado por los pueblos germanos, griegos y etruscos en los banquetes y ceremonias antes que los romanos. 


Rhyton, Corning Museum of Glass, Nueva york

El calathus se fabricaba en arcilla o plata con hermosos relieves sin asa o con una pequeña asa vertical. El de cristal era alto y sin asas. 


Calathus, Tesoro de Berthouville, Biblioteca Nacional de Francia

El cyathus designaba tanto una medida de vino y entonces llevaba un largo mango, como una taza pequeña de base redonda que podía sostenerse en la palma de la mano.


Cyathus de plata, Tesoro de Hildesheim, Altes Museum, Berlín.
Foto de Carole Raddato

Relacionados con el servicio del vino, utilizado en los banquetes romanos, están la crátera, gran recipiente de boca ancha para mezclar el vino con el agua; la sítula, recipiente destinado principalmente a contener y transportar agua y otros líquidos; y el simpulum, un cucharón utilizado para extraer la bebida de una vasija más grande, como las anteriores, para llenar los vasos y copas.


Tesoro de Hildesheim, Altes Museum, Berlín. Foto Carole Raddato

Las jarras y botellas destinadas destinadas a contener líquidos se utilizaban en asociación con pateras y cuencos en las ceremonias para la ablución celebradas en el triclinio. También destinadas al servicio de la vajilla de mesa para servir bebidas, solían tener formas esbeltas y elegantes con sinuosas asas y se fabricaban en metal, cerámica y vidrio.



Jarrón Portland, Museo Británico, foto de Jastrow

 El urceus y urceolus tenían boca ancha; la lagoena, boca estrecha y el oinochoe, trilobulada:

"Se te regala este cántaro rojo de asa arqueada. Con él iba el estoico Frontón a buscar el agua helada." (Urceus fictilis, Marcial, XIV, 106)



Jarra de Daphne, Corning Museum of Glass, Nueva York

La plata se utilizó a partir del siglo II a.C. Tras la conquista de Grecia y Asia los vasos de plata (argentum potorium) aparecían habitualmente en las casa de los ricos. El oro, bien solo o con piedras preciosas fue ampliamente utilizado. 


Vaso de oro, Museo Getty

Los vasos adornados con gemas (gemmata potoria) los enviaban los reyes extranjeros al pueblo romano y con ellos los emperadores recompensaban los servicios de sus generales o de sus jefes de tribus germánicas.

Las piedras semipreciosas como el ónice, amatista, cristal de roca y murrina (fluorita) también se tallaban en forma de copas: 

"Veo vasos de murrina, porque el lujo sería demasiado barato si los hombres no brindasen en gemas talladas con el vino que después vomitarán" (Séneca, De Beneficiis, VII, 9)


Taza Farnese, Museo Arqueológico de Nápoles,  foto de Ana aláin

 La famosa copa Farnesio, realmente un plato para libaciones, de origen egipcio, de la época tolemaica, está hecha de ágata sardónice.

Vasa murrina es el nombre de las copas y tazas hechas del mineral conocido como espato de flúor, y frotado después con resina de mirra. Eran altamente deseados por su rareza, colorido y el sabor especial que daba al beber el vino, como resultado de esa misma resina utilizada en su producción.

"Si bebes vino caliente, una copa murrina casa con el ardiente Falerno y se consigue con ella mejor sabor para el vino." (Murrina, Marcial, XIV, 113)

Vaso de vidrio, Museo Arqueológico de Jaén


A partir del siglo I a. C. la vajilla de cristal estuvo muy presente en las cenas romanas. En el siglo I d. C. se conoció un auge de la industria del vidrio con la difusión del procedimiento del soplado. Esta nueva técnica hizo de los vasos de vidrio (crystallina) verdaderas obras de arte:

"Veo vasos de cristal (crystallina), cuyo precio se eleva debido a su fragilidad, porque entre los ignorantes el riesgo de perder cosas incrementa su valor en vez de reducirlo, como debiera ser." (Séneca, De Beneficiis, VII, 9)


Pintura con vasa potoria en banquete, Herculano

Los romanos supieron apreciar las cualidades del vidrio para beber el vino ya que mantiene inalterados su sabor y su olor. A ello hay que añadir su ligereza, sus cualidades estéticas y, principalmente, esa transparencia que permite apreciar la calidad de los vinos: 

"Nosotros bebemos en vidrio, tú Póntico en murrina. ¿Por qué? Para que la copa no permita ver la distinta calidad del vino." (Marcial, VIII, 33)



Vaso de cristal con esmalte, Museo Guimet

Aunque se utilizaron diferentes agentes colorantes el vidrio más apreciado era el más parecido al cristal de roca. Por su fragilidad parece ser que no se servían líquidos calientes en cristal, aunque se mencionan ejemplos de vidrios que podían resistir el calor: 

"Nosotras somos copas plebeyas de vidrio atrevido y nuestro cristal no salta con el agua hirviendo." (Calices audaces, Marcial, XIV, 94).

Plinio cita que en su época el vidrio había reemplazado al oro y la plata, y que para evitar su rotura, había que echar primero el vino frío y luego el agua caliente.

“Sin embargo, el valor más alto es para el cristal que es enteramente incoloro y transparente, lo más parecido al cristal. Para los vasos, el vidrio ha sustituido al oro y la plata; pero es incapaz de soportar el calor a menos que un líquido frío se vierta antes.” (Plinio, XXXVI, 67)


Vaso de cristal con gladiadores, Museo Metropolitan, Nueva York

Los vasos de vidrio, tallados en las formas más diversas y que producían la descomposición de la luz cuando ésta incidía en ellos, habían adquirido un precio tan desorbitado que incluso se les sacrificaban vidas humanas.

“Cenaba el divino Augusto en casa de Vedio Polión. Rompió un esclavo un vaso de cristal; Vedio mandó que lo cogiesen y le diesen una muerte poco común en verdad; quería que lo arrojasen a las enormes lampreas que llenaban su vivero. ¿Quién no hubiese creído que las alimentaba por lujo? Era por crueldad. El esclavo se escapó y refugió a los piés del César y pidió por otra gracia morir de otra muerte y no convertirse en pasto de peces. Se Conmovió el César ante aquella cruel novedad, y mandó dar libertad al esclavo, romper ante sus ojos toda la cristalería y rellenar el vivero.” (Séneca, De la Ira, III, 40)


Skyphos de cristal, Museo del Louvre

Aunque los vasos fabricados en Italia eran espléndidos, el lugar que monopolizó la técnica más refinada de elaboración fue Alejandría, desde donde se importaban vasos cristalinos a Roma, con anterioridad al siglo I del Imperio.
Copa de Licurgo, Museo Británico, Londres

Los artesanos crearon una forma más intricada y delicada en el corte en los conocidos vasos diatreta, de forma acampanada en el que una pieza de vidrio se rodea de una envoltura calada con una delgada filigrana de un vidrio de distinto color,  tallada en forma de red, unida en una sola pieza, como el vaso de Licurgo. En la famosa copa de Trivulzio hay una inscripción: BIBE VIVA MULTUS ANNIS, que sugiere su uso para beber y el supuesto de que fuera un regalo.


Copa Trivulzio, Museo Arqueológico de Milán

Los bronces de Corinto eran ávidamente coleccionados por los romanos ricos, incluso en el siglo I d. C. Séneca escribió que sus contemporáneos pagaban no solo por el material, sino también por su elaboración en los talleres de la ciudad griega del istmo, que eran los más afamados. Aunque importantes fábricas de bronce estaban establecidas en Italia, especialmente en Capua, los caprichosos exigían que sus bronces vinieran de Grecia al objeto de no tener competidores como coleccionistas. Como la decoración de los objetos de bronce era más austera que la de los de plata, solo se consideraban de prestigio los que procedían de lugares míticos, y los destinados a la mesa que estaban exquisitamente decorados
Jarra de bronce, Museo 
Arqueológico de Nápoles

 "La técnica de fabricar preciosos objetos de bronce ha degenerado hasta el punto de que durante mucho tiempo ni siquiera la Fortuna ha tenido el privilegio de producir tal clase de arte. Pero, entre las viejas glorias de ese arte. el bronce corintio es el más apreciado." (Historia Natural, Plinio)




Con la llegada del cristianismo la posesión de vajillas de lujo en oro, plata y cristal fue severamente criticada por algunos autores cristianos, defensores de la austeridad.

 "Las tazas de plata y de oro, u otros utensilios con incrustraciones de piedras carecen de toda utilidad; no son más que un engaño para la vista. En efecto, si uno vierte en ellos líquido caliente, resulta doloroso cogerlos cuando están ardiendo; por el contrario, si se vierte líquido frío, la materia de la copa se altera y estropea el líquido. 
La «opulenta» bebida resulta, sin lugar a dudas, dañina.
¡Váyanse enhoramala las copas de Tericles o de Antigono, los cántaros, las copas grandes y anchas, las copas en forma de concha, y demás innumerables objetos de este tipo, vasos para refrigerar y verter vino! «En una palabra, el oro y la plata, tanto privados como públicos, constituyen una riqueza objeto de envidia». Y por ser superfluos, son de adquisición cara, de difícil conservación y de nula utilidad práctica.

En verdad, el refinamiento de los cinceladores sobre los vasos, fáciles de romperse por la afiligranada fragilidad, es una vanidad que por invitar a temblar a la vez que a beber debemos proscribirlas de nuestra conducta." (Clemente de Alejandría, Ped. III)


Vaso de Rubens. Hecho de una sola pieza de ágata, de origen bizantino.
Comprado por el pintor Rubens y actualmente en el Walters Art Museum de Baltimore

Bibliografía;

http://www.penn.museum/sites/expedition/scutella-patella-paterna-patina/; Scutella, Patella, Paterna, Patina. A Study of Roman Dinnerware; Kenneth D. Matthews
http://www.man.es/man/dms/man/actividades/pieza-del-mes/historico/2005-ajuar-de-cocina-y-ajuar-de-mesa-la-alimentacion/7-Octubre/MAN-Pieza-mes-2005-10-Taza-romana.pdf; Taza romana, Mª Ángeles Sánchez
Pompeii, The History, Life and Art of the Buried City, MarisaRanieri Panetta (ed.)
Los Romanos, Su Vida y Costumbres, E. Ghul, W. Koner, Edimat libros.





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