martes, 25 de febrero de 2025

Moneta (II), tipos de moneda en la antigua Roma. Hasta la reforma de Caracalla

Museo Nacional de Antigüedades de Leiden, Paises Bajos

Las primeras monedas emitidas por los romanos fueron piezas fundidas de bronce con plomo o aes grave (bronce pesado). El as fue el primer medio de pago romano que tuvo forma circular y también estaba hecho de bronce (aes) fundido, lo que podría haber dado lugar a su nombre. Su peso era de una libra, unos 327 gramos, por lo que también se conoció como aes libralis con fracciones en onzas de 27 gramos (unciae), a razón de 12 onzas por libra.

“Sin embargo, los que lo condenaron no lo condenaron a muerte, sino a una pena que, en relación con los recursos de ahora, parecería ridícula, pero que, para los hombres de entonces, que cultivaban sus propios campos y que vivían estrictamente con lo necesario, y especialmente para aquel hombre, que no había heredado de su padre más que pobreza, era desmesurada y agobiante: la cantidad de dos mil ases. Y entonces un as era una moneda de bronce que pesaba una libra, de modo que el total de la pena fue el equivalente al peso de sesenta talentos de bronce.” (Dionisio de Halicarnaso, Historia Antigua de Roma, IX, 27, 3)

Aes grave

El as representaba la unidad del sistema y presentaba habitualmente a Jano bifronte en el anverso y la proa de un barco en el reverso. Los romanos tenían por costumbre exhibir en el foro de la ciudad las proas de los barcos enemigos vencidos. Esta puede ser una referencia a sus victorias y la forma de demostrar su poderío naval, sobre todo a partir del año 338 a.C. cuando tomaron Anzio. Como marca de valor se inscribía una I. En la época imperial en el anverso se representaba la efigie del emperador o un miembro destacado de su entorno.

“En una nave llegó a las aguas del Tusco el dios portador de la hoz tras haber errado antes por el orbe». Y éste, en su destierro e indigencia, fue recibido por Jano; este hecho es el que explican las viejas monedas, en las que, en una cara, aparece Jano con doble frente y en la otra una nave, según dice el mismo poeta (Ovidio) a continuación: `La posteridad, agradecida, grabará en el bronce una nave, dando testimonio de la llegada de un dios como huésped´.” (Lactancio, Instituciones divinas, I, 13, 6)

As. Anverso cabeza del dios Janus. Reverso proa de barco

La primera Guerra Púnica (264-241 a.C.) y la Segunda (218-201 a.C.), junto a una inflación generalizada provocó que el peso del aes grave fuese cayendo a lo largo del tiempo. Así en el año 270 a.C. se produjo el primer recorte pasando del peso original a 274 gramos, en el 217 a 137 gr, en el 211 a 54 gr, hasta llegar al año 91 a.C. cuando el peso se fijó en 13,5 gr (1/2 onza), pasando por otras disminuciones entre unas y otras.  A medida que su peso disminuyó, dejó de fundirse en bronce para ser acuñado, y durante ciertos periodos de tiempo no tuvo producción alguna. Con la reforma monetaria de Augusto en el año 23 a.C., el as se acuñó en cobre puro rojizo, en vez de bronce.

As de cobre. Anverso Cabeza de Augusto. Reverso SC (senatus consultum)

El as continuó su producción hasta el siglo III d.C. y se convirtió en la moneda de menor valor que se emitió con más regularidad en el Imperio.

Junto al as aparecieron sus múltiplos y sus divisores que sufrieron los mismos cambios de peso de la unidad de referencia en los años sucesivos.

Entre los múltiplos, el dupondio representaba el busto de Roma en el anverso y una rueda de seis radios en el reverso, su valor era dos ases. El dupondius (plural dupondii) se introdujo en la economía romana durante la república romana alrededor del año 230 a.C. y los primeros dupondios, acuñados en bronce, eran enormes, pesaban más de 600 gramos y medían más de 80 mm de diámetro.

Dupondio. Anverso busto de Roma. Reverso rueda de seis radios

Bajo las reformas de Augusto se introdujo un nuevo dupondio, esta vez de oricalco (una aleación de zinc y cobre), pero también valorado en 2 ases, aunque algunos se realizaron en cobre rojizo. Como bajo el gobierno de Nerón algunos ases se hicieron también de oricalco y cobre había que diferenciar el dupondio del as por el peso, pero en el año 66 d.C. se decidió añadir una corona radiada al retrato del emperador en el dupondio, porque al no llevar marca de valor no se podía distinguir entre una moneda y otra. La corona radiada pasó a simbolizar una denominación de doble peso, utilizada posteriormente en el antoninianus (2 denarios), el binio (dos aurei) y el sestercio doble.

Dupondio de Nerón. Oricalco

As de Nerón

El tressis es una moneda de bronce romana y tiene tres veces el valor de un as. Esta moneda solo fue acuñada dos veces durante la época de la República romana, la primera vez en el año 260 a. C. y la segunda vez en el año 215 a. C. Ambas acuñaciones se realizaron en Roma. El sello de esta moneda son tres líneas verticales, cada una de las cuales representa el valor de un as. En el anverso hay una cabeza de la diosa Roma mirando a la derecha y el sello de valor. En el reverso se puede ver una rueda con seis radios en la primera emisión y una proa de barco en la segunda. Después de la introducción de los denarios, esta moneda fue retirada de la circulación debido a su tamaño.

Tressis. Anverso busto de Roma. Reverso proa de barco

El decussis, con un valor de diez ases, es la moneda más grande jamás emitida por el Estado romano en toda su larga historia, con 1075 gr. de peso. En su anverso representa la cabeza de Roma hacia la derecha con un yelmo frigio y la marca de valor X detrás tal como la encontraremos después en los primeros denarios. En el reverso, por su parte, vemos la típica proa de las monedas fundidas de bronce romanas, en este caso hacia la izquierda.

Decussis. Anverso busto de Roma. Reverso proa de barco

Al igual que el tressis y el quincussis (con un valor de cinco ases y marca V) desapareció con la emisión del denario.

“Los nombres del dinero acuñado de bronce y de plata son los siguientes. El as (as) tiene su denominación por el bronce (aes); el dupondio (dupondius), por sus pesos (dúo pondera), porque un solo peso recibía la denominación de assipondium, y esto por el hecho de que un as (as), en peso (pondo), era una libra. A partir de aquí, el resto hasta el centusis (centussis «cien ases») recibió su denominación por un número, como el as (as) debido a su número de una unidad, el tresis (tressis) por sus tres ases (tres asses), y así, según una relación proporcional, hasta el nonusis (nonussis «nueve ases». En el número diez esto cambia, porque primero hay decussis a partir de decem asses «diez ases», y en segundo lugar vicessis a partir de duo decusses «dos decusis», porque se acostumbró a decir bicessis a partir de dúo «dos». Los restantes casos están conformes con el sistema, porque ocurre que tricessis «treinta ases» llega, según una relación proporcional, hasta centussis «cien ases».” (Varrón. La lengua latina, V, 169)

Quincussis. Anverso cabeza de Janus. Reverso proa de barco

El semis (plural semisses) estaba valorado en medio as (semi-as). Durante los primeros tiempos de la República Romana, el semis era una moneda de gran tamaño que pesaba unos 160 gramos y se hacía por fundición. Justo antes de la segunda guerra púnica empezó su acuñación. Tras la reforma monetaria de Augusto pasó a ser la moneda de menor valor en oricalco y valía como medio as de cobre.

Semis. Anverso cabeza de Saturno (o Júpiter). Reverso proa de barco

Las emisiones más conocidas presentaban a Saturno o Júpiter en el anverso y una proa en el reverso con la marca de valor S. Tras una pausa de muchos años, Augusto emitió un semis a finales de su reinado, seguido de emisiones de Tiberio, Nerón, Vespasiano y Trajano, y durante el reinado de Adriano dejó de emitirse, aunque durante el gobierno de Trajano Decio se produjo un breve resurgimiento.

Semis de bronce. Trajano Decio

Un triens (plural, trientes), también denominado triente, fue una moneda de bronce de la Antigua Roma emitida durante la República y valorada en un tercio de un as (que equivale a 4 unciae). El diseño más común para los trientes presentaba el busto de Minerva y cuatro puntos o bolitas (que indican las cuatro uncias) en el anverso y la proa de un barco en el reverso. Su última acuñación parece haber sido en el año 89 a.C.

Triens, época republicana. Anverso busto de Minerva. Reverso proa de barco

El cuadrans o cuadrante era una moneda fundida en bronce con valor de ¼ de as o tres unciae las cuales aparecían representadas como tres bolitas en las monedas. El anverso, tras unos diseños variables, solía presentar el busto de Hércules y en el reverso la proa de un barco. Con la reducción de peso monetal del año 90 a.C., el cuadrans se convirtió en la moneda de menor valor en producción, la cual se mantuvo de forma esporádica hasta el reinado de Antonino Pio.

“Los filósofos ponen un límite incluso a las cosas honrosas: pues la que desea parecer demasiado culta y bienhablada debe arremangarse la túnica hasta las pantorrillas, sacrificar un cerdo a Silvano, ir a bañarse por un cuadrante.” (Juvenal, Sátira VI, 445)

Cuadrans. Anverso Hércules. Reverso proa de barco

Teruncius era otra denominación del cuadrans que tenía el mismo valor y que se usaba para designar algo insignificante.

“Las cuentas de mi cuestor, ni está justificado que te las envíe, ni, pese a todo, están cerradas. Pensaba depositarlas en Apamea. En cuanto al botín de guerra que conseguí, salvo los cuestores urbanos, es decir, salvo el pueblo de Roma, nadie ha tocado ni tocará un céntimo (teruncio).” (Cicerón, Cartas a los familiares, II, 17)

El sextans valía 1/6 de as y mostraba la cabeza de Mercurio en el anverso y la proa de un barco en el reverso, y como marca de valor dos bolitas.

“En el mismo año murió Menenio Agripa, un hombre que durante toda su vida fue igualmente apreciado por los patricios y los plebeyos, y se hizo aún más querido de los plebeyos después de su secesión. Sin embargo, el negociador y árbitro de la reconciliación, el que actuó como el embajador de los patricios ante la plebe y devolvió a la Ciudad, no disponía de suficiente dinero para sufragar los gastos de su funeral. Fue enterrado por los plebeyos, cada uno aportando un sextante.” (Tito Livio, Ab Urbe condita, II, 33)

Sextans. Anverso cabeza de Mercurio. Reverso proa de barco

La uncia con un valor de 1/12 de as reproducía la cabeza de Roma en el anverso y la proa de un barco en el reverso, con una bolita como marca de valor.

Uncia. Anverso busto de Roma. Reverso proa de barco

La semuncia valía 1/24 de as o ½ uncia; el tipo más común de su anverso era la cabeza de Mercurio o una bellota y los reversos presentan una proa o caduceo. Se emitió hasta el año 210 a.C., aproximadamente, cuando empezó la emisión del denario. La cuartuncia valía 1/48 de as o ¼ uncia; el quincux valía 5/12 de as o cinco unciae; el biunx tenía un valor de dos unciae; el bes equivalía a 2/3 de as u ocho unciae; el valor del dodrans era ¾ de as o nueve onzas.

“La semionza (semuncia) tiene su denominación porque es la media parte de una onza: se- tiene el valor de dimidium «mitad», como en selibra «media libra» y semodius «medio modio». La onza (uncia) tiene la suya a partir de unus <uno». El sextante (sextans) la suya por el hecho de que es la sexta (sexta) parte del as, como el cuadrante (quadrans) la suya porque es la cuarta (quarta) parte, y el triente (triens) la suya porque es la tercera (tertia). El senas-(semis) tiene la suya porque es un semiás (semias), esto es, la mitad de un as, como más arriba se ha dicho. Septunx «siete onzas» es la contracción de septem «siete» y uncia «onza». Los restantes términos son más oscuros, porque proceden por sustracción y los que son sustraídos se comportan de manera que mantienen sus últimas sílabas, como son los casos siguientes: quitada una onza (uncía), se tiene el deúnce ('deunx); quitado un sextante (sextans), el dextante (dextans); quitado un cuadrante (quadrans), el dodrante (dodrans); quitado un triente (triens), el bes (bes) (el des -des-, como se decía en otro tiempo). (Varrón. La lengua latina, V, 169-174)

Semuncia. Anverso cabeza de Mercurio. Reverso proa de barco

Debido a la inestabilidad social y económica causada por la segunda guerra Púnica el senado romano decidió establecer como unidad monetaria el denario de plata, intentando unificar los diversos tipos de moneda en circulación.

El denario equivalía en valor a diez ases de bronce y fue la primera moneda basada en un sistema decimal. El primer denario se acuñó en plata casi pura y pesaba aproximadamente 4.55 gramos, aunque alrededor del 206 a.C. se redujo su peso a 3.9 gramos, aunque la calidad de la plata no cambió.

“La plata se acuñó por primera vez en el año 485 de la ciudad, durante el consulado de Quintus Ogulnius y Gaius Fabius (año 269 a.C), cinco años antes de la Primera guerra púnica. Se decidió que el valor de un denario debería ser diez libras de bronce, el de medio denario cinco libras, el del sestercio dos libras y media. El peso de una libra standard de bronce, sin embargo, se redujo durante la Prinera guerra púnica, cuando el estado no podía hacer frente a sus gastos, y se decretó que el as debería acuñarse con un peso de dos onzas. Esto resultó en un ahorro de 5/6, y la deuda nacional se liquidó.” (Plinio, Historia Natural, XXXIII, 44)

Roma confió la acuñación del denario a los mencionados tresviri monetales quienes eligieron como figuras representadas a la diosa Roma con casco en el anverso y a los Dioscuros a caballo en el reverso, diseño compartido con el sestercio y el quinario. Como marca de valor se escogió una X, que unas veces se ponía detrás del busto de la diosa y otras bajo su barbilla; en el exergo se inscribía la palabra ROMA.

Denario. Anverso busto de Roma. Reverso dioscuros

A partir del año 206 a.C. empiezan a aparecer diferentes motivos en el reverso, alternando los Dioscuros, y Luna conduciendo una biga, y se comienza a inscribir los nombres de las familias monetarias encargadas de la acuñación. Más tarde en el año 157 a.C. se puede ver a Victoria conduciendo la biga también.

“Los diseños en plata eran de una biga y una cuadriga, y por tanto las monedas se llamaron bigatus y quadrigatus. Después según la ley Papiria (del año 89 a.C.), se acuñaron los ases pesando media libra. Livius Drusus cuando era tribuno de la plebe mandó mezclar la plata con una octava parte de bronce. La moneda llamada victoriatus se acuñó bajo la ley de Clodius; previamente una moneda de este nombre se importó de Iliria y se veía como una mercancía. El diseño muestra una figura de la Victoria, que le da su nombre.” (Plinio, Historia Natural, XXXIII, 46)

Denario. Anverso busto de Roma. Reverso Victoria conduciendo una biga

En el año 141 a.C el peso del denario se redujo de nuevo y su valor pasó a ser de 16 ases de bronce y la marca de valor se inscribió como XVI, pero volvió a cambiarse varias veces.

En el año 137 BCE, el monetario Tiberius Veturius autorizó un denario con el retrato del dios Marte en el anverso y una escena de juramento en el reverso, siendo el primero que no mostraba a la diosa Roma, ni a los Dioscuros, Luna o Victoria.

Denario. Anverso busto de marte

Hacia el 126 aC. Numerius Fabius Pictor retrató a su abuelo Quintus Fabius Pictor en el reverso de un denario, ya fallecido, siendo la primera vez que se mostró a una persona real (estaba prohibido hacerlo de una persona viva)

Denario. Anverso busto de Roma. Reverso Q. Fabius Pictor

En el año 54 a.C. el monetario Quintus Pompeius Rufus acuñó un denario que honraba a los dos cónsules del año 88 aC. Lucius Cornelius Sulla y Quintus Pompeius Rufus, ya que él mismo era nieto de ambos, por lo que declarar su orgullo familiar para promocionar su propia carrera política puede estar entre las razones de su decisión.

Denario con los retratos de Lucio Cornelio Sila y Quinto Pompeyo Rufo

Antes del año 44 a.C. los retratos de las monedas romanas se dedicaban a dioses y figuras históricas de relevancia, a veces antepasados de los monetarios nombrados cada año encargados de la acuñación. Las monedas que presentaban a romanos vivos eran algunas que circulaban fuera de Italia. Pero a principios de ese año el senado concedió a Julio César, que había sido elegido dictador por cuarta vez, el honor de tener su retrato en las monedas acuñadas en Roma.

Pero antes, tras la conquista de la Galia, para poder pagar a las legiones y saldar sus deudas tomó del tesoro de Roma la plata acumulada y emitió millones de denarios, aún sin su rostro, pero con su nombre y los símbolos de su cargo como Pontífice Máximo.

Denario de Julio César con los símbolos de Pontífice Máximo en el reverso 

Durante las guerras civiles César se hizo acompañar de una ceca militar móvil con la cual se dedicó a emitir denarios que hiciesen referencia a su vínculo con la diosa Venus, de la cual decía proceder su familia. En Hispania se acuñó una moneda en la que en el anverso se ve el rostro de la diosa Venus y en el reverso unos prisioneros galos y un trofeo con armas capturadas con el nombre de Caesar debajo.

Denario de Julio César acuñado en Hispania

A principios del año 44 a.C., el Senado romano comenzó a colmar de honores a César, quien, para entonces, había vencido a todos sus enemigos políticos, convirtiéndose en el amo supremo del Estado romano. Una de las innovaciones más radicales fue la colocación de su retrato en la moneda romana, al estilo de los reyes helenísticos, la primera vez que un romano vivo lo hacía en la propia Roma. Aunque no sabemos con exactitud cómo reaccionaron sus contemporáneos ante este descarado acto, sin duda contribuyó a la radicalización de ciertos segmentos de la élite dirigente tradicionalista que pretendían apartar a César del poder.

“Además de estos señalados privilegios le llamaron “Padre de la Patria” y lo grabaron en las monedas. Votaron además que se celebraran sacrificios públicos el día de su nacimiento y ordenaron que hubiera una estatua suya en todas las ciudades y templos de Roma y levantaron dos junto a la tribuna de oradores, una como protector de la ciudad y la otra como si la liberase de un asedio, con las coronas que se suelen llevaren estos casos.” (Dión Casio, Historia romana, XLIV, 4, 4)

Denario con el rostro de César

Esta moneda pertenece a la primera emisión de denarios con retrato de César, que presenta una imagen muy realista, con el cuello lleno de arrugas, y la corona puesta para cubrir su creciente calvicie. Esta corona es la corona aurea, símbolo del triunfador, y detrás de su cuello aparece un lituus, el bastón de un augur, que recuerda que César estaba autorizado para leer los presagios y predecir el futuro.

La leyenda del anverso hace referencia a la cuarta dictadura de César, lo que indica que esta emisión es anterior a las monedas de César con el título DICT(ator) PERPETVO. El reverso muestra a Juno Sospita ("la Salvadora") especialmente venerada en Lanuvium, patria ancestral de la gens Mettia, emisora de la moneda. Sin embargo, pronto sería sustituida por Venus Victrix, un primer indicio de que las necesidades del imperator llegarían a eclipsar las del monetario, hasta que este último desaparecería por completo bajo el Imperio.

“Con todo, cediendo ya a la fortuna de este hombre y recibiendo el freno, como tuviesen el mando de uno solo por alivio y descanso de los males de la guerra civil, le declararon dictador por toda su vida, lo que era una no encubierta tiranía, pues que a lo suelto y libre del mando de uno solo se juntaba la perpetuidad. Cicerón, en el Senado, hizo la primera propuesta acerca de los honores que se le dispensarían, y éstos eran tales que no excedían la condición humana; pero añadiendo los demás exceso sobre exceso, por querer competir unos con otros, hicieron que el objeto de tales honores se hiciera odioso e intolerable, aun a los más sufridos, por la extrañeza y vanidad de los honores decretados; en la cual contienda no anduvieron más escasos que los aduladores de César los que le aborrecían, para tener después más pretextos contra él y a fin de que pareciese que por mayores cargos se movían a perseguirle; sin embargo de que en lo demás, después de haber puesto fin a las guerras civiles, se mostró irreprensible; y así parece que no fue sin razón el haber decretado en su honor el templo de la Clemencia, como prueba de gratitud por su bondad.” (Plutarco, César, 57)

Denario con leyenda de César dictador perpetuo. Reverso Venus sosteniendo a Victoria

Tras la muerte de Julio César se formó el segundo triunvirato con Octavio, Marco Antonio y Lépido en el año 43 a. C., para perseguir a los asesinos del dictador y tras derrotarlos, el territorio se dividió en tres partes que cada uno gobernaría. En el 33 a.C. terminó el triunvirato y Octavio se enfrentó a Marco Antonio a causa del reino de Egipto. En el 31 Marco Antonio y Cleopatra fueron derrotados, dejando el camino libre a Octavio para hacerse con el poder. En el año 27 Roma dejó de ser una república y se convirtió en un principado, con el senado reconociendo el liderazgo de Octavio como indispensable para la estabilidad de Roma y dedicándole un gran número de honores incluyendo el nuevo nombre “Imperator Caesar Divi Filius Augustus”. Octavio renunció a su nombre, que se asociaba a su poder militar, y empezó a usar el de Augustus, que le relacionaba con el gobierno junto al senado.

El nombre de Augustus (Augusto) fue asumido por todos sus sucesores como indicación de rango imperial.

“La asamblea respondió que había encomendado al centurión Clemente la exposición de sus reclamaciones. Éste comienza a hablar de la licencia a los dieciséis años, de las recompensas al acabar el servicio militar, de que la paga fuera de un denario al día y de que los veteranos no fuesen retenidos bajo el estandarte.” (Tácito, Anales, I, 26 Augusto)

Denario de Augusto

A partir de esta época el anverso de las monedas llevaría (casi) siempre el retrato del emperador en vez de una divinidad u otro personaje mítico o heroico. En algunos casos el retrato del gobernante se asociaba a uno de los dioses oficiales. En el caso de Augusto su dios protector era Apolo, el cual es representado en sus emisiones monetarias.

Denario de Augusto. Reverso Apolo

Heredero de la moneda de plata que Roma introdujo en el propio sistema monetario en edad republicana, el denario imperial fue acuñado reproduciendo al derecho el retrato del emperador, acompañado de una leyenda que contiene los nombres y los varios títulos y cargos desempeñados por el augusto, así que generalmente es posible fecharlo con exactitud o con una aproximación de algunos años.

Esta moneda fue eje fundamental de la economía romana desde su introducción hasta que dejó de ser acuñada en los mediados del siglo III después de Cristo. Su pureza y su peso fueron disminuyendo gradualmente debido a la falta de metales preciosos y la mala gestión de las finanzas del estado.

“Repartió al pueblo un congiario distribuyendo setecientos veinticinco denarios por cabeza. Fue muy tacaño con todos los demás, porque había disminuido el erario por los costes de su vida licenciosa.” (Historia Augusta, Cómodo, 16, 8)

Denario de Cómodo

El denario, en la época de su introducción en el período republicano, contenía plata casi pura con un peso de aproximadamente unos 4,5 gramos. Estos valores quedaron bastante estables durante toda la república, a excepción de los períodos bélicos, como en los períodos de las guerras civiles. Fue importante para la larga vida de esta moneda la reforma monetaria de Augusto, la primera del período imperial, que le asignó al emperador el control de la acuñación de las monedas de oro y plata, mientras al senado quedó la acuñación de los valores menores. El denario quedó relativamente estable hasta que la reforma de Nerón en el 65 d.C. rebajó su peso a 3,41 gr., procurando un alivio a la arruinada economía romana.

Al final de la dinastía Flavia (Vespasiano, Tito, Domiciano), Domiciano llevó las monedas a los valores de la reforma de Augusto, mientras que Trajano volvió a los valores de la reforma de Nerón.

“La ley Pompeya, señor, que observan los habitantes de Bitinia y el Ponto, no ordena que los ciudadanos que son elegidos por los censores para formar parte de la curia paguen a la comunidad ningún dinero; pero los ciudadanos que tu indulgencia permitió incluir en algunas ciudades por encima del número legal, han pagado unos mil y otros dos mil denarios.” (Plinio, Epístolas, X, 112, 1)

Denario de Trajano

Con la reforma en 215 del emperador Caracalla, el denario continuó su devaluación reduciendo su cantidad de plata al 50%, hasta que a finales del imperio el denario solo tenía un baño de plata. El denario de época imperial puede que fuese la moneda más común en el mundo antiguo. Desde la Europa no romana hasta África, desde el Lejano Oriente hasta y más allá del Mar Negro, el denario llevó la imagen del emperador romano más allá de las fronteras y se reconocía y apreciaba en poblaciones no romanas que la imitaban en sus propias acuñaciones locales.

“En plata tenemos las monedas llamadas nummi (este término procede de los sículos). Los denarios (denarii) tienen su denominación porque valían diez ases de bronce (deni aeris); los quinarios (quinarii), porque valían cinco (quini). El sestercio (sestertius) la tiene porque es un tercer medio as (semis tertius) En efecto, el sestercio antiguo era un dupondio y un semis: corresponde también a una antigua costumbre hablar en moneda de bronce al revés, de manera que se expresaban diciendo semis tertius «el tercer medio as», semis quartus «el cuarto medio as», semis quintus «el quinto medio as». A partir de semis tertius recibió la denominación de sestertius. La décima parte de la moneda de plata de diez ases (nummus denarius) es la libela (libella), que tiene su denominación porque el as equivalía en peso a una libra (libra) y aquélla era una pequeña libra de plata. La simbela (simbella) tiene la suya porque es la mitad de una libela (libella), lo que es el semis (semis) referido al as. El teruncio (terruncius) tiene la suya por sus tres onzas (tres unciae), porque, de la misma manera que aquél es la cuarta parte de la líbela, así el cuadrante lo es del as.” (Varrón. La lengua latina, V, 169-174)

Denario de Galba acuñado en Hispania

Frecuentemente la plata era extraída raspando con cuidado los bordes de las monedas oficiales, presunta razón por la cual se comenzaron a emitir por el Estado ejemplares dentados, con los bordes de sierra.

Denario dentado

El victoriatus (plural victoriati), llamado así porque en el reverso siempre aparece la Victoria coronando un trofeo, fue una moneda de corta vida, acuñada aproximadamente entre 211 y 170 a.C. Inicialmente, el victoriatus pesaba alrededor de 3,2 gramos, aproximadamente ¾ del peso del denario. El victoriatus circuló principalmente en el sur de Italia y la Galia, junto con las emisiones locales de dracmas, pero cuando el denario sustituyó a las anteriores denominaciones griegas, el victoriatus se hizo innecesario y se dejó de acuñar.

“En consecuencia, Titurio había exigido en Tolosa cuatro denarios por cada ánfora de vino en concepto de portazgo; en Croduno, Porcio y Munio tres y un victoriato; en Vulcalón, Serveo dos y un victoriato; y en esta zona se le había exigido el portazgo a cualquiera que se desviase a Cobiomago —pueblo este entre Tolosa y Narbona— y no quisiera ir a Tolosa; en Elesioduno, Gayo Anio había exigido seis denarios a aquellos que lo transportaran hasta el enemigo.” (Cicerón, En defensa de Marco Fonteyo, 9)

Victoriato con  Victoria coronando un trofeo 

El quinario es una moneda romana de plata creada en el año 211 a. C., a la vez que el denario y el sestercio. Su valor es de medio denario, es decir, 5 ases y su marca de valor es V o Q. Su acuñación fue muy esporádica durante la República romana (años 101 a. C., 99-97 a. C., 43-42 a. C., 39 a. C. y 29 a. C.) y el imperio. El quinario forma parte del nuevo sistema monetario que sustituyó al cobre como patrón monetario basado en el as.

Los primeros quinarios anónimos (sin nombre de los monetarios) se emitieron solo durante unos años antes de acabar su producción en el 206 a.C. Pero la ceca de Roma volvió a acuñar el quinario de plata hacia el año 101 a.C., variando su peso entre 1,8 y 2,2 gramos y siendo la pureza de la plata del 95% aproximadamente. Había gran variedad de diseños, con alguna divinidad en el anverso y el nombre del monetario bien patente en el reverso.

Quinario con nombre del monetario en el reverso

Los quinarios de oro equivalían a medio áureo con un peso de apenas 4 gramos, mientras que los de plata pesaban alrededor de 1,8 gramos. Un quinario de Augusto emitido hacia el año 29 o 28 a.C. celebra la reconquista de la provincia de Asia que estaba bajo el gobierno de Marco Antonio y Cleopatra. La inscripción Asia Recepta rodea una imagen de la Victoria alada sobre una cista mística flanqueada por dos serpientes, diseño que recuerda a los cistóforos que circularon por las provincias orientales.  

Quinario con rostro de César y leyenda de Asia recepta (conquistada)

De Trajano a Cómodo la producción del quinarios de plata y oro se mantuvo limitada y durante la dinastía severa la emisión del quinario fue escasa.

Quinario de oro de Cómodo

El quinarius se usó tradicionalmente como una moneda representativa con ocasión de celebraciones públicas y se siguió emitiendo en la última parte del siglo III d.C., aunque ya se la consideraba anacrónica en el contexto de los nuevos sistemas monetarios. Acuñada en un metal devaluado todavía recordaba en apariencia al prototipo en plata y continuó con su valor ceremonial hasta que fue abandonada en tiempos de la tetrarquía.

Quinario de oro de Diocleciano

Junto al denario apareció el sestercio que valía dos ases y medio o un cuarto de denario. En las monedas la marca de valor era IIS. Cuando el denario se revaluó en 16 ases en vez de 10, el sestercio pasó a tener un valor de cuatro ases, que sería el que conservaría hasta su final. Tuvo además periodos en que dejó de emitirse, aunque luego volvía a estar en circulación.

Sestercio. Anverso busto de Roma. Reverso dioscuros

Tras el reparto de los territorios de Roma entre Octavio y Marco Antonio en el año 40 a.C., este último, a cargo de la parte oriental del Imperio, introdujo unas cuantas monedas de bronce, incluido el sestercio, para ser usadas como cambio en los territorios que él gobernaba, y que fueron acuñadas por sus comandantes navales, cuyos nombres aparecen en el reverso. Así el sestercio se transformó de una moneda pequeña de plata en una grande de bronce.

Sestercio de bronce de Marco Antonio (con Octavia)

Alrededor del 18 a.C. Augusto hizo emitir un nuevo sestercio de oricalco. Mezcla de 80% de cobre y 20% de zinc, el oricalco daba a la moneda un brillo similar al oro cuando estaba recién acuñada. Hacia la mitad del siglo I d.C. el sestercio se convirtió en una de las monedas hechas con más belleza gracias a su tamaño que permitía a los grabadores desarrollar su pericia.

“Ejerció cuatro consulados, el primero a partir de las calendas de julio, por espacio de dos meses; el segundo, desde las calendas de enero durante treinta días; el tercero, hasta los idus de enero, y el cuarto, hasta el séptimo día antes de los idus de este mismo mes. Los dos últimos fueron consecutivos. Asumió el tercero él solo, en Lyon, no, como creen algunos, por soberbia o negligencia, sino porque, al encontrarse ausente, no había podido enterarse de la muerte de su colega hacia el día de las calendas. Hizo dos veces al pueblo un reparto extraordinario de trescientos sestercios por cabeza y ofreció dos opíparos banquetes al Senado y al orden ecuestre, incluidos sus mujeres e hijos.” (Suetonio, Calígula, 17, 1-2)

Sestercio de Nerón. En el reverso puerto de Ostia

La palabra sestertium, a diferencia de sestertius, no era una moneda, sino una forma de reconocer y designar sumas grandes de sestercios, así, por ejemplo, el dicho sestertium significaba mil sestercios, y en plural sestertia con un número significaba tanto miles de sestercios como contenía el número, de forma que decem sestertia equivalía a diez mil sestercios. Si la palabra sestertium iba acompañada de los adverbios numerales, como decies (diez veces), vicies (veinte veces), centies (cien veces), millies (mil veces), etc., se sobreentendía que indicaba centies millies, es decir, cien mil, de tal manera que decies sestertium equivalía a decies centies millies sestertiorum, diez veces cien mil, en definitiva, un millón de sestercios.

“En ese mismo año doce populosas ciudades de Asia fueron asoladas por un terremoto nocturno, por lo que la calamidad resultó más inesperada y más grave. Y no les servía de escapatoria precipitarse a los descampados, algo usual en tales circunstancias, porque eran tragados por las tierras que se abrían. Cuentan que inmensos montes se aplanaron, que terrenos llanos se convirtieron en montañosos, y que entre las ruinas brillaban los incendios. La más dura calamidad se abatió sobre los de Sardes y suscitó hacia ellos una compasión mayor; efectivamente, el César les prometió diez millones de sestercios (centies sestertium) y los eximió durante cinco años de todo cuanto pagaban al erario y al fisco.” (Tácito, Anales, II, 47)

Sestercio de Tiberio. Harvard Art Museum

Durante el siglo II d.C. el peso y el tamaño del sestercio se estabilizó en 34mm y 25 gr, pero en el siglo III se reduciría a 20 gr y 25-30mm en tiempos de Alejandro Severo. La cantidad de cobre caería hasta el 5%, como resultado de fundir sestercios viejos para hacer nuevos, ya que el zinc se iría con la cocción y debía ser sustituido por plomo o latón, lo que daría un tono mucho más oscuro.

En el año 249 Trajano Decio introdujo el sestercio doble, con aproximadamente dos veces el peso de un sestercio standard (39 gr versus 18 gr), que se diferenciaba no solo por su peso, sino también por su tipo y tamaño. Su diámetro era de 30-35 mm en oposición a los 2-30 mm del standard, y el busto de Decio aparece con la corona radiada. El sestercio desapareció con la llegada del antoniniano, moneda de bronce con un baño de plata, en tiempos de Galieno.

Sestercio doble de Trajano Decio. Oricalco

Durante la República, las emisiones de monedas de oro se llevaron a cabo solamente en momentos de necesidad, como fueron las guerras de Aníbal o la guerra civil de Sila.

El áureo o aureus fue la moneda romana más valiosa que circuló durante el Imperio Romano y su nombre hace referencia justamente al metal con el cual estaba fabricada. Su existencia proviene de finales de la República romana, cuando fue introducido por primera vez por Sila alrededor del 82 a.C., en su tercer consulado durante la caótica época de cruentas luchas políticas que marcaron el último siglo de la república romana. En la foto debajo se puede ver en el anverso el tradicional busto de Roma. En el reverso, se representa la estatua de Sila que estaba situada cerca de la Rostra en el Foro Romano, y que fue dedicada por el rey Boco I de Mauretania para conmemorar el papel de Sila en la captura de Yugurta. Esta moneda corresponde al final de la dictadura de Sila y exalta su figura como dictador.

Áureo de Sila. Anverso busto de Roma. Reverso Sila como dictador

Tras la primera acuñación del aureus hubo un paréntesis de unos 40 años en los que no fue acuñado, y volvió a serlo regularmente desde principios del período imperial hasta el reinado de Constantino I, que sustituyó el aureus con una nueva denominación, el solidus. Parece que el áureo se creó con la finalidad de sustituir a las estateras griegas de Filipo II de Macedonia, que circulaban en grandes cantidades por Roma, por una moneda romana que guardase además una relación sencilla con las de plata. El aureus, cuyo valor original era de 25 denarios, 100 sestercios y 400 ases, pesaba unos 7,8 gramos y estaba acuñado en oro casi puro.

Áureo de Antonino Pio. Reverso Pietas

El aureus era una moneda muy apreciada, reservada a las grandes transacciones y a la generosidad imperial y representa la riqueza y el poder del imperio romano, aunque sufrió varias reducciones de peso y finura a lo largo de los años.

“Septicia prometió una cierta suma de dinero a su ciudad natal para la celebración de juegos públicos, a condición de que el capital principal permaneciese en su poder, y que ella misma diese la mitad del interés como recompensa a los participantes, en los términos siguientes: `doy y dejo aparte treinta mil áureos como capital principal para que se dedique a los juegos cada cuatro años, reteniendo yo misma dicha cantidad, y dando seguridad a los decuriones de pagar el interés, al porcentaje ordinario, de los dichos treinta mil áureos; con la condición de que los juegos sean presididos por mi futuro marido y los hijos que me puedan nacer. Dicho interés será gastado en premios para otorgar a los competidores que los jueces decidan que han sobresalido en cada competición´” (Digesto, L, 12, 10)

Al principio de su reinado, Augusto utilizó el enorme botín obtenido de las campañas en Sicilia, Grecia y Egipto para acuñar áureos y denarios a gran escala y así poder financiar construcciones, ceremonias y, sobre todo, hacer frente a la paga y licenciamiento del enorme ejército de las guerras civiles.

“Añadió (Domiciano) además una cuarta paga a los soldados por valor de tres áureos.” (Suetonio, Domiciano, 7, 2)

Áureo de Augusto

En los años siguientes no fue necesaria tanta producción de monedas porque el número de tropas se redujo y por la gran disponibilidad de monedas de oro y plata debida a las acuñaciones anteriores.

El valor del áureo se mantuvo relativamente estable a lo largo de los siguientes doscientos años, aunque en el reinado de Nerón hacia el año 63, el áureo bajó su peso a 7,3 gr.

“La primera moneda de oro se acuñó 51 años después de las de plata, con un valor del escrúpulo de oro de veinte sestercios; se hacía a cuatrocientos por libra de plata, al valor del sestercio de entonces. Se decidió después acuñar denarios a cuarenta por libra de oro, y y los emperadores redujeron gradualmente el peso del denario de oro, y más recientemente Nerón lo bajó a cuarenta y cinco denarios por libra.” (Plinio, Historia Natural, XXXIII, 47)

Áureo de Domiciano

La producción del áureo continuó durante el siglo I y II d.C. con pocos cambios aparte de una ligera reducción en el peso. Con la reforma de Caracalla se redujo el peso del aureus a 6.54 gramos y su valor a 20 denarios y se ordenó la acuñación, aunque en cantidades muy reducidas, del doble áureo llamado binión. Con el reinado de Treboniano Galo las monedas de oro modificaron cada vez más el peso y la denominación, incrementándose la acuñación del binión, el cual pesaba 1  veces más que el áureo.

“Después de morir Galieno se produjo una gran rebelión de los soldados, movidos por la esperanza de botines y de expolio público, decían para provocar el odio, que les había sido arrebatado un emperador útil e indispensable para ellos, y al mismo tiempo poderoso y competente. Por esta causa, se llevó a cabo una reunión de los principales jefes, para que calmasen a los soldados de Galieno de aquella manera con la que suelen ser aplacados. Entonces, después de que Marciano les prometiera y ellos aceptaran veinte áureos para cada uno (pues tenía a su disposición abundancia de tesoros), los soldados, por propia iniciativa, hicieron que Galieno apareciera en los fastos como un usurpador.” (Los dos Galienos, 15, 1)

Binión de Aureliano

En el Bajo Imperio fue costumbre llamar a los áureos y otras monedas de oro filipeos, evocando a la moneda de la antigua Grecia que tenía un valor de un estatero y que fue acuñada en Macedonia por el rey Filipo II en el siglo IV a.C.

“Una carta de Valeriano a Zosimión, procurador de Siria: «Hemos entregado al tribuno Claudio un hombre de origen ilirio, nuestra valiente y fidelísima quinta legión Marcia, pues él está por encima de los más valientes y leales veteranos. A éste le darás de nuestro tesoro particular las siguientes provisiones: … cincuenta libras en objetos de plata y ciento cincuenta Filipeos con mi efigie; en las fiestas, como regalo, cuarenta y siete Filipeos y ciento sesenta monedas de un tercio de Filipeo.” (Historia Augusta, El divino Claudio, XIV, 2-3)

Áureo de Valeriano. Reverso Restitutor Orbis

La dracma fue una unidad monetaria de plata que circuló por todo el territorio griego desde el periodo arcaico y que tenía un peso diferente según la polis en la que se acuñaba. Su uso se extendió por todo el ámbito mediterráneo, desde Hispania hasta Asia menor, llegando incluso hasta la India. En tiempos del imperio romano circuló especialmente por las provincias orientales y se acuñó con diseños muy variados, pero con leyendas en griego y su valor era equivalente a un denario.

“Sila entonces multó a Asia en general en cien mil talentos; y luego en particular vino a arruinar las casas con la insolencia y las vejaciones de los alojados; porque mandó que el huésped diera al soldado raso cuatro tetradracmas al día, y además de comer a él y a cuantos amigos convidase; que el Tribuno percibiría al día cincuenta dracmas y una ropa para casa y otra para salir a la calle.” (Plutarco, Sila, 25)

Dracma de Emporion (Ampurias)

En el siglo III a.C., los cada vez más estrechos contactos de Roma con las ciudades de Italia meridional habitadas por los griegos que habían conquistado el territorio tras la derrota del rey Pirro, llevaron a la producción de monedas romanas con características griegas para facilitar el intercambio comercial con ellas. La dracma era la unidad monetaria básica del mundo helenístico y los romanos adoptaron esta moneda con el valor de dos dracmas para sus primeras acuñaciones en plata. Su introducción pudo deberse a la necesidad de Roma de utilizar plata en vez de bronce como patrón moneda. Estas acuñaciones respondían probablemente también a la necesidad de Roma de mantener y abastecer importantes contingentes de tropas en los territorios griegos del sur de Italia, especialmente durante la primera guerra Púnica.

Las didracmas son acuñaciones en plata del tipo de las realizadas comúnmente por las ciudades griegas del sur de Italia y su nivel artesanal es muy elevado. Los motivos elegidos combinan temas romanos y helenísticos, demostrando la cercanía cultural entre griegos y romanos, pero mostrando Roma con estas piezas de plata su riqueza y poder.

Didracma de plata acuñada en Roma

Las primeras didracmas llevaban en su diseño la cabeza de Marte en el anverso y la de un caballo con la inscripción “ROMANO” en el reverso, pero ese diseño cambió poco antes de la segunda guerra púnica a la cabeza de un joven dios Jano (o los Dioscuros) en el anverso y una cuadriga conducida por Victoria en el reverso, por lo que pasó a llamarse quadrigatus.

Quadrigatus acuñado en Roma

La didracma desapareció hacia el 211 a.C. cuando se empezó a emitir el denario, pero durante la época imperial se reintrodujo bajo el reinado de Calígula, pero acuñado en la Capadocia en la ceca de Cesarea. Durante su reinado y los de Claudio y Nerón tenían leyendas en latín, pero los emitidos en años posteriores las llevan escritas en griego.

Didracma de Cómodo acuñada en Capadocia. Reverso Monte Argaeus

Las tetradracmas de Cleopatra VII constituyeron la mayor parte de la moneda circulante en Egipto durante los años precedentes e inmediatamente posteriores a la conquista romana tanto en bronce como, sobre todo, en plata, hasta ser posiblemente retirada de la circulación por las copiosas emisiones de Nerón. Alejandría fue una ciudad muy próspera bajo dominio romano y allí se acuñó únicamente en dos metales, plata y bronce, aunque, esta plata debe ser llamada con mayor propiedad vellón, ya que los mencionados tetradracmas de Cleopatra contenían únicamente un 45% de plata. Las emisiones de bronce fueron siempre esporádicas, y son suprimidas tras Aureliano.

Tetradracma de Cleopatra con rostro de Ptolomeo XII, acuñada en Alejandría

En Alejandría. la moneda de bronce romana nunca circuló en Egipto, ni la egipcia fuera del país. Asimismo, los denarios nunca circularon en Egipto y sólo fueron allí acuñados, igual que las tetradracmas de Alejandro Severo fueron acuñadas en Roma y trasladadas a Egipto para ser puestas en circulación. Parece que la producción de monedas del taller de Alejandría se realizaba a medida que hacía falta circulante, teniendo en cuenta tanto la situación política como económica.

Al igual que en la moneda de Roma, el tipo de anverso de las monedas alejandrinas es el retrato del emperador o, en algunos casos, el de un miembro de su familia. En cambio, los tipos de reverso ofrecen una enorme variedad: Tipos imperiales, Dioses grecorromanos, Dioses egipcios, Personificaciones, Animales, Animales mitológicos, Edificios, objetos varios.

Las acuñaciones greco-imperiales de Alejandría abarcan desde Augusto (c. 30 a.C.) hasta la reforma de Diocleciano en el 296 d.C. En prácticamente todas las monedas aparece el año del reinado del emperador bajo el cual fueron acuñadas, precedido del signo demótico L que significa año. La numeración se expresa en griego: por ejemplo, el año 4 de un reinado aparece como L Δ.

Tetradracma de Diocleciano, Alejandría. Hecha de potín (aleación de estaño, plomo y cobre)

Augusto acuñó únicamente bronce, que en su mayoría no presenta ningún tipo de fecha. El comienzo de las emisiones en plata se produce con Tiberio, el cual, junto con Nerón, se convierte en el mayor emisor de tetradracmas egipcios.

“El cuestor Gayo Casio saluda a Marco Cicerón

Al igual que los habitantes de Tarso, los peores aliados, también los de Laodicea, mucho más insensatos, han llamado por su cuenta a Dolabela. Éste ha organizado con gentes de estas dos ciudades algo parecido a un ejército, con gran cantidad de soldados griegos. Ocupa un campamento instalado ante la ciudadela de Laodicea, ha demolido una parte de la muralla y ha unido el campamento con la ciudad. Nuestro amigo Casio, junto con diez legiones, veinte cohortes auxiliares y 4.000 jinetes ha ocupado un campamento a 20.000 pasos instalado en Paltos y piensa que sin combate puede vencer. En efecto, el trigo se paga a tres tetradracmas donde se encuentra Dolabela. Es inevitable que muera de hambre en breve tiempo a no ser que haya mandado traer víveres con las naves de los laodiceos; le harán frente fácilmente la gran flota de Casio comandada por Sextilio Rufo y las tres que llevamos Turulio, Patisco y yo mismo.” (Cicerón, Cartas a familiares, XII, 13)

Tetradracma de Tiberio. Anverso Tiberio. Reverso Augusto

Los cistóforos, son monedas de plata, cuya denominación más exacta es tetradracmas cistóforos, fueron el numerario propio del reino atálida de Pérgamo desde aproximadamente el año 188 a.C., fecha del Tratado de Apamea, por el cual el monarca Eumenes II (197-159 a.C.) se anexionó parte de los territorios seléucidas, por haber apoyado a Roma contra el rey Antíoco III (223-187 a.C.). El cistóforo, por tanto, pudo nacer como un símbolo de unidad geográfica y cultural para crear un monopolio monetario y reforzar el poder político del rey Eumenes.

El nombre de cistóforo viene del motivo representado en las primeras monedas, la cista (contenedor cilíndrico para objetos religiosos o rituales) báquica. En su iconografía presenta a una serpiente saliendo de la cista, una imagen que remite al culto a Dioniso, todo enmarcado en una guirnalda de hojas de hiedra.

Cistóforo acuñado en Pérgamo

Como en el sistema ptolemaico, en el antiguo reino atálida de Pérgamo los comerciantes extranjeros se vieron obligados a cambiar sus tetradracmas de peso ático por los cistóforos, los cuales tenían un valor aproximado de tres denarios, con un tipo de cambio que suponía una gran ganancia para el Estado. El cistóforo era una moneda oficial romana, pero solo se utilizaba en la provincia de Asia.

Cuando Roma se anexionó el reino de Pérgamo (134 aC) y la mayor parte de su territorio se convirtió en la provincia de Asia, los cistóforos, aunque eran acuñaciones cívicas de las cecas provinciales, sirvieron como nueva moneda para toda la provincia, donde no circulaba ninguna moneda con denominación republicana.

En los cistóforos de época romana empiezan a aparecer nombres que podían ser de los procónsules bajo cuyo gobierno se emitían las monedas, como es el caso de la siguiente pieza que muestra el nombre de Cicerón, que fue gobernador de Cilicia en el 51 a. C., donde se acuñaron cistóforos a su nombre en Apamea.

“Tengo en Asia, en cistóforos, unos dos millones doscientos mil sestercios. Con una letra de cambio por este dinero protegerás sin dificultad mi crédito: si yo no hubiese creído que lo dejaba disponible, confiando en la persona en la que ya hace tiempo, tú lo sabes, confié demasiado, me habría demorado un poco y no habría dejado los asuntos privados en dificultades.” (Cartas a Ático, XI, 1, 2)

Cistóforo emitido por Cicerón

Los cistóforos acuñado bajo el mandato de Augusto presentan varios cambios, entre los cuales se halla la sustitución de la corona de hiedra dionisiaca por la corona de laurel, símbolo de Apolo, dios protector de Augusto, además de la introducción de los temas relativos a su propaganda imperial.

Cistóforo de plata de Augusto, acuñado en Éfeso. 

Las emisiones de los sucesivos emperadores se hacen en distintas cecas de la provincia, y los temas elegidos muestran culto a Roma, Augusto o divinidades provinciales, como la Artemisa o Diana de Éfeso.

Tetradracma cistofórico de Claudio y Agripina. Reverso Diana de Éfeso


Bibliografía

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https://coinweek.com/
https://penelope.uchicago.edu/
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Wikipedia
British Coins and Artefacts: A resource for collectors, metal-detectorists and students
The cistoforo, a coin symbol of the ancient and powerful Pergamon
The Decline and Fall of the Roman Denarius, Alan W. Pense
The Metallurgy of Roman Silver Coinage: From the Reform of Nero to the Reform of Trajan, Kevin Butcher y Matthew Ponting
Cicerón y los cistóforos, Luis Amela Valverde
La moneda greco-imperial de Alejandría en el Museo Arqueológico Nacional, Isabel Rodríguez Casanova
La circulación de la moneda de oro en la meseta norte en la antigüedad, Luis Sagredo San Eustaquio
Política monetaria en el Imperio Romano Tardío (284-711), Alberto González García
 

 


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